Día 25: Rutina

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Sasuke y Naruto iniciaron su relación en el primer año de preparatoria. Ahora, siendo mayores de edad, estaban a punto de dar el siguiente paso al compartir una rutina. Durante meses, tomaron supresores bajo receta médica con el objetivo de sincronizar sus períodos de calor. Si todo salía según lo planeado, dentro de una semana los resultados finalmente se verían con los síntomas previos del celo. Ambos asistían a la universidad y, aunque eran muy jóvenes para tener cachorros, sabían que la protección era esencial. Sin embargo, la vergüenza les impedía ir a una farmacia a comprar preservativos y analgésicos.

Uchiha se sentía con la responsabilidad de cumplir el rol de proveedor, ya que en la jerarquía de castas aún se mantenía el concepto de que los Alfas, independientemente de ser mujeres u hombres, siempre procurarían el bienestar de sus Omegas y, en el caso de haber niños, los incluirían en la manada. No había otra alternativa; si quería tener a Naruto retozando entre sus brazos, solo necesitaba buscar los artículos que requería y pagar, pero la idea de someterse a la crítica visual del farmacéutico lo incomodaba en demasía; era como dar un mensaje de que tendría intimidad con el chico más caliente de la ciudad. Absorto, Sasuke miró el letrero con luces de neón que indicaba que el local estaba abierto y se cuestionó si debía esperar un poco hasta que no quedara nadie.

—¿No sería más fácil si le digo a mi abuela que nos dé una caja de condones? —inquirió Naruto con las mejillas sonrojadas—. Al menos, ella solo nos molestará un momento y después se le olvidará.

—Tsunade la creo capaz de anunciarlo por el megáfono del hospital con la intención de burlarse —contestó con ironía el Alfa, recordando el temperamento impredecible de la mujer.

—Tienes razón. Cuando me presenté como Omega, por poco hace una fiesta invitando a todos; si no fuera por mis padres que intervinieron, estaría en la sección de vídeos virales de internet —expresó Naruto, sintiendo un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

—Entonces no hay más opciones —concluyó Sasuke con la mirada decidida—. No seremos los únicos en una rutina de apareamiento.

El Alfa de cabello negro se armó de valor, agarrando así la mano de su novio para entrar al establecimiento. Si no lo hacían en ese instante, no tendrían otra oportunidad. Afortunadamente, solo quedaban unos cuantos clientes dispersados en algunas secciones, dejando el acceso principal vacío. Sasuke condujo a Naruto hacia el pasillo de medicamentos de libre venta e implementos de curación. Necesitaban un paquete de parches, ya que Uchiha también iba a marcarlo en medio del acto.

—Conseguí una caja de antinflamatorios —dijo Naruto, sosteniendo el producto—. Mis celos son largos, así que mis caderas lo van a agradecer.

—¡No veo los malditos preservativos por ningún lado! —susurró irritado Uchiha, caminando lentamente por el corredor—. Juraría que los vi aquí la semana pasada.

—Lamento informarte que están en el mostrador, Sasuke —murmuró el rubio, asegurándose de tener todo en su cesta—. ¡Tienen frazadas de algodón para Omegas en descuento, las pondré en nuestro nido!

La pareja se acercó a la caja, siendo recibidos por un amable Beta, mientras Naruto colocaba cada uno de los artículos en la barra. Por otro lado, Sasuke repasaba mentalmente lo que iba a hacer: solo tenía que pedir una caja de condones extra grande y agradecer cuando la recibiera, pero ver la sonrisa ladina del hombre, quien esperaba por su inquietud, lo desquició.

El Omega notó las muecas que hacía Sasuke debido a la ansiedad que sentía. Realmente quería reírse. En cambio, optó por morder sus labios para frenar el impulso y una vez se calmó, iba a tomar la palabra.

—Me puedes dar una caja de preservativos extra grande y de diferentes sabores, por favor —pidió sonriente Naruto, dedicándole una mirada traviesa a su apenado Alfa—. ¿Tiene promoción esa marca?

—Así es, por comprar uno de estos productos, te regalamos el bote de lubricante —añadió el profesional.

Sasuke pensó que se moriría de vergüenza. Su Omega sostenía una charla sobre la resistencia y sensibilidad de los profilácticos de una marca específica con un farmacéutico. Se suponía que la misión sería rápida, pero estaba resultando todo lo contrario. Para cortar la plática, mostró su tarjeta al Beta indicándole que cobrara y que no iba a esperar más.

—Ya ves, no fue tan difícil, Sasuke —comentó Naruto, acercándose al cuerpo contrario una vez salieron de la tienda—. Tu Omega tomó la delantera.

—Sí, también comprobé que te estabas divirtiendo con mi desgracia —rebatió el Alfa con fingida molestia, rodeando los hombros de Naruto con su brazo—. Espero que sepas recompensarme.

Naruto soltó una carcajada y luego depositó un suave beso en la mejilla de Sasuke. Por supuesto, planeaba que su Alfa disfrutara cuando llegara su rutina.

Notas de la autora:

En mi país aún es Navidad, felices fiestas.

Gracias por leer.

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