Día 24: Impregnación de aroma

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Naruto no pretendía estar mucho tiempo fuera de su departamento, solo lo necesario para ordenar sus ideas. Había discutido con su novio, Sasuke, porque se sentía celoso del interés que mostraban algunos Omegas hacia su Alfa. Incluso se atrevieron a impregnarlo de forma disimulada con sus empalagosos aromas. Caminó un par de cuadras; todavía no se familiarizaba con los nuevos lugares, ya que se mudó recientemente con Uchiha. No quería llegar más lejos por miedo a perderse, pero fue inevitable. Estaba asombrado con la arquitectura de Tokio y sus fabulosas calles modernas, y sin darse cuenta, terminó en un sector desconocido.

El Omega trató de mantener la calma porque estaba en uno de los países más seguros del mundo; nada le podía suceder. Miró a su alrededor, buscando algo en específico y afortunadamente encontró lo que deseaba. A pocos metros había una avenida solitaria. No tenía otra opción, así que se acercó con prudencia. Naruto notó la escasez de personas y la voz en su interior le pedía que se marchara. A una distancia considerable, vio a dos hombres con ropas estrafalarias y, aunque no les dio importancia, prefirió ignorarlos, tomando asiento en unas bancas que decoraban la zona. Sin embargo, aquellos tipos hablaban entre ellos con la intención de atacarlo.

Sacó su teléfono móvil para utilizar la aplicación de GPS y así poder regresar a su hogar, pero se encontró de frente con los dos Alfas que había visto antes. En cambio, los individuos hicieron una seña morbosa con sus dedos, intentando provocarlo. Naruto no podía quedarse un minuto más ahí, se levantó del asiento y se apresuró a caminar, mientras que los tipos lo seguían al mismo ritmo. En un punto, perdió de vista a uno de ellos y se tranquilizó momentáneamente, pensando que ahora estaba a salvo. Si se desataba una pelea, sería complicado enfrentarlos por la desventaja numérica. A pesar de creer que ya no corría peligro, fue interceptado por los delincuentes.

—¿Por qué tan solo, Omega? ¿Te perdiste? —habló uno de los Alfas, mirándolo con lujuria.

—Parece que el niño bonito está asustado, ¿no es así? —secundó el otro hombre, acercándose a Naruto.

—No tengo miedo y tampoco estoy perdido —dijo con autoridad el rubio, controlando su voz nerviosa—. De hecho, ya me iba a retirar.

—El Omega salió bastante agresivo —respondió quien parecía ser el líder—. Me gusta ese temperamento y, sobre todo, que no estás marcado.

—¡Déjenlo en paz! —resonó fuerte la voz de otro Alfa.

El dúo de criminales se sobresaltó ante la presencia dominante de aquel extraño que arruinó su diversión. Solo con ver el físico corpulento del sujeto, intuyeron que no podían aprovecharse como deseaban de Naruto.

—¡¿Quién te crees para darnos órdenes?! —desafió el Alfa con piercings en su rostro, llamado Pain.

—No quiero problemas con imbéciles como ustedes —expresó con ironía Sasuke, encarando al tipo que lo retó—. ¡Aléjense de mi Omega!

Naruto agarró el brazo de Uchiha para contenerlo; jamás había visto un enfrentamiento de Alfas y no deseaba ser testigo de ello. Lo poco que conocía sobre el tema señalaba que, en algunos casos, el nivel de violencia era tal que terminaban en muerte.

Los vándalos se abalanzaron sobre Sasuke, quien sin esfuerzo los tiró al suelo, defendiéndose con habilidad. La pelea apenas se extendió por unos minutos, ya que los agresores huyeron despavoridos ante la extraordinaria resistencia del Alfa, mientras que el Omega, aterrado por la caótica situación, corrió a refugiarse en los brazos del moreno. Debido a su nerviosismo, Naruto empezó a liberar descontroladamente sus feromonas, impregnando a Uchiha; temía que hubiera sido lastimado.

—Tranquilo, me encuentro bien, Naruto —explicó el Alfa, besando la frente del Omega—. Nunca permitiría que alguien te hiciera daño.

—¡Lo siento tanto, Sasuke! —sollozó Uzumaki, ocultando su rostro en el pecho de Uchiha—. Es mi culpa por iniciar una discusión sin sentido. Sé que te pedí que me marques cuando nos casemos, y por eso ocurre constantemente que otros Omegas te impregnen, porque aún no hemos completado el vínculo, pero ya no quiero esperar.

—Si esa es tu decisión, así será —consoló Sasuke, limpiando con sus dedos las lágrimas que corrían por las mejillas de Naruto.

La pareja se tomó de las manos para regresar a su hogar. Finalmente, Naruto ya no tendría que lidiar con los celos porque fortalecería su lazo con Sasuke.

Nota de la autora:

Felices fiestas, que la pasen bien con sus familiares.

Gracias por leer.

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