Alfa y Omega

Día 9: Ronroneo Alfa

Naruto no podía dejar de mirar a su bebé, llamado Uchiha Menma, quien yacía dormido en el nido que con tanto esmero preparó durante meses. Había sido muy difícil quedar embarazado; incluso llegó a discutir con su esposo, Sasuke, en varias ocasiones debido a que se consideraba un Omega defectuoso, según él, pero era la misma desesperación que lo conducía a menospreciarse constantemente. Pensaba que el Alfa se alejaría de su lado por no tener a su primogénito. Por supuesto, el moreno no lo tomó nada bien, ya que amaba en demasía al rubio como para siquiera imaginar un escenario donde estuvieran separados.

Afortunadamente, la pareja no permitió que el caos se apoderara de su matrimonio y hablaron con calma para tomar la decisión de dejar que el destino les concediera el niño que tanto anhelaban. En el momento en que empezaron a disfrutar de sus períodos de calor, como solían hacerlo en su etapa de noviazgo y no por compromiso, el ansiado bebé llegó a sus vidas. Menma ya había cumplido dos meses y era la combinación perfecta de sus orgullosos padres. Tenía la personalidad tranquila y el cabello negro de Sasuke, mientras que sus grandes ojos azules eran idénticos a los de Naruto.

Una de las peculiaridades que el Omega había notado desde que nació el bebé fue que Sasuke se convirtió en un Alfa extremadamente protector. Cada vez que tenía la oportunidad de impregnar con su aroma a Menma, lo hacía, y lo más sorprendente de los nuevos cambios en el moreno eran los frecuentes ronroneos que producía cuando cargaba al pequeño. Naruto sonreía encantado de ver esa faceta en el serio hombre porque no solía dejarse controlar por su animal interior; y ese tipo de comportamiento demostraba que Uchiha estaba siguiendo su instinto, una costumbre propia en la jerarquía de castas.

—Hemos sido bendecidos porque Menma es un niño bien portado —dijo Naruto, tomando la diminuta mano de su bebé—. Mi mamá siempre me decía que cuando tuviera hijos, iba a pagar por todos los sustos que le di.

—Esperemos que nuestro cachorro no se convierta en un niño travieso como lo fuiste tú, Naruto —respondió Sasuke con una ligera sonrisa en los labios—. Él es un Uchiha, seguramente ya lo sabe, porque lo lleva en la sangre.

El rubio negó con la cabeza, divertido por el comentario de su esposo. Desde que lo conoció en una reunión organizada por los representantes de las Cinco Grandes Naciones, se dio cuenta de que cada miembro de la familia Uchiha siempre mostraba con cierta arrogancia el emblema de su clan. Era sabido que ellos tenían un amplio recorrido histórico por sus grandiosas hazañas en batalla, y Sasuke no era la excepción. Al principio, Naruto no aceptaba los cortejos del Alfa como una simple broma. Sin embargo, el día que no recibió regalos por parte del hombre, supo que algo había ocurrido. Él resultó herido junto a otros compañeros en una emboscada en las fronteras del País del Fuego, que buscaba acabar con el reinado de Konoha. Valientemente, defendieron su territorio; y más adelante, el Omega se encargó de ayudar al moreno en su recuperación, admitiendo así que estaba interesado en ser su pareja.

—Mañana vendrá mi abuela Tsunade a revisar al bebé —comentó el Omega, dándose cuenta de que el nuevo integrante de la familia Uchiha había despertado—. ¿Vas a estar aquí, o tu consejero reprogramó el viaje?

—Ya hablé con Itachi y él se encargará de liderar la próxima comitiva, así que no pienso separarme de ustedes —informó el Alfa, tomando con mucho cuidado el pequeño cuerpo del bebé para que el Omega lo alimentara.

—¡Eso es una muy buena noticia! —murmuró Naruto, descubriendo su pecho para que Menma empezara a succionar—. Ahora estarás más tiempo con nosotros.

Sasuke veía embelesado cómo Naruto y su hijo tenían esa conexión tan única y no pudo reprimir el ronroneo que se escapó de su garganta por el enorme regocijo que sentía, mientras que el Omega reía por las adorables reacciones de su marido.

Notas de la autora:

Los Omegas masculinos también son capaces de lactar, por si alguien tenía la duda.

Gracias por leer.