Día 8: Ofrenda

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Sasuke se sentía extasiado porque el Omega más hermoso de la universidad había aceptado salir con él. No era una novedad que Uzumaki Naruto tenía un centenar de pretendientes y su fama de rechazar tanto a Betas como Alfas llegó incluso a oídos de otras facultades. El rubio estaba enfocado en sus estudios y no quería iniciar una relación con nadie. Sin embargo, un día apareció repentinamente un hombre de cabello negro, sin atisbo de duda y de forma directa le dijo que le gustaba. Su animal interior aulló emocionado por tan interesante prospecto, y desde entonces, se dio la oportunidad de conocerlo.

El Omega nunca imaginó que en tan poco tiempo se enamoraría perdidamente de Sasuke. Le fascinaba que el serio Alfa solo se atrevía a desarmar su coraza con él, y eso lo apreciaba sobremanera. Una de las peculiaridades del hombre de apellido Uchiha era que disfrutaba del aroma a girasoles que desprendía el rubio; solía enterrar su perfilada nariz en la glándula de olor de su cuello, haciendo que Naruto se riera por las cosquillas que le provocaba. Ya habían conversado de pasar el celo juntos; tenían una bonita relación y ambos se respetaban, nada impedía que avanzaran, excepto que el moreno no encontraba un obsequio adecuado para oficializar el cortejo.

En las relaciones dentro de la jerarquía de castas, era común que los Alfas entregaran a los Omegas una ofrenda que simbolizara el interés para formalizar. Sasuke tenía meses pensando en el regalo perfecto; quería que Naruto se sintiera orgulloso por tener un compañero que tomaba en cuenta los detalles, pero lamentablemente no había nada que fuera de su total agrado. El chico de mirada azulina no deseaba que el atractivo hombre gastara su dinero en un protocolo que él no consideraba importante, sino más bien, veía innecesario ser parte de una festividad que enriqueciera los bolsillos de los comerciantes.

—No hace falta que me compres un regalo para hacerle saber a todos que estamos saliendo, Sasuke —comentó el rubio, mientras acariciaba con delicadeza la mano de su novio—. Estoy feliz de nuestra relación tal como está, solo siendo tú y yo.

—No me importa lo que piensen los demás, solo quiero darte algo significativo —dijo Sasuke con voz neutra—, supongo que tiene que ver con mi instinto de Alfa.

El Omega suspiró con cierta diversión, entendía por qué a Sasuke le preocupaba tanto el tema de la ofrenda. Anteriormente, Naruto fue pretendido por un Alfa de la Facultad de Medicina llamado Sabaku no Gaara y era del conocimiento público que el pelirrojo pertenecía a una familia pudiente; por obvias razones, podía permitirse derrochar dinero en cantidades exageradas. En cambio, el moreno no tenía una buena relación con sus padres, que también se manejaban en la misma opulencia, y desde que cumplió la mayoría de edad, decidió desvincularse de ellos para llevar un estilo de vida acorde a sus ideales. Por eso, Uzumaki no quería que el futuro abogado despilfarrara una fortuna en un obsequio ostentoso; su regalo más preciado era tenerlo a su lado.

—El deseo de un Omega siempre será encontrar a un buen Alfa —inició Naruto mirando directamente los ojos de Sasuke—. Y yo ya tengo el mío aquí. No necesito nada más.

—Entonces, cásate conmigo, Naruto —pidió el Alfa, sacando de su bolsillo una pequeña caja que contenía un anillo de oro con un zafiro en el centro—. Falta poco para graduarnos, pero sé que quiero pasar toda mi vida contigo.

Naruto sollozó en los brazos del Alfa y, debido a la emoción del momento, movió su cabeza de arriba hacia abajo para indicarle a Sasuke que sí deseaba con todo su ser convertirse en su esposo.

—¡Esta es la mejor ofrenda que pude recibir, Sasuke! —susurró Naruto, observando el grabado con sus nombres en el interior de la fina joya. 

—Después de todo sí conseguí darte el regalo que quería —esbozó una sonrisa ladina el moreno, y luego besó los delgados labios de su Omega.

Sasuke se sentía feliz al ver los brillantes ojos azules de Naruto absortos en el anillo que ahora tenía en su dedo anular. Sabía que aún debían recorrer un largo camino hasta que llegara el día de su matrimonio, y ambos esperarían pacientemente.

Notas de la autora:

Tuve problemas con el internet, así que el capítulo de hoy lo subí un poco tarde.

Gracias por leer.

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