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Una sonrisa decora su rostro, sus ocres atentos a la ceremonia nupcial en donde no sólo dos secta se unen, también lo hacen dos corazones que se regocijan de felicidad. Lan Xichen siente que todo va mejor de lo que esperaba, nada parecía ir al rumbo catastrófico que su mente imaginaba al terminar con su reclusión, su regreso pareció ser una gran noticia para todos. Al terminar con la ceremonia, todos van por su propio rumbo, Lan Xichen también lo hace luego de desear lo mejor para la pareja recién casada, a diferencia de otros que optan por quedarse en el gran salón para disfrutar de la comida, de la música y el vino, Xichen abandona el lugar. Wangji parece no querer dejarlo solo, pero Xichen le asegura que estará bien, entonces el menor cede a dejarlo recorrer los lugares por sí solo. Nada parece cambiar en torre koi, por lo tanto, le facilita en evitar perderse.

La noche era clara gracias a la luna llena y a las estrellas que la decoran. El aroma distintivo de las peonias de los jardines le recuerdan que alguna vez este lugar fue como su hogar, en donde podía llegar y ser recibido por esa persona. No siente el peso que sintió tiempo atrás, su cuerpo relajado le permite avanzar sin detenerse, sin temblar y sin temer, un sentimiento de dicha que no había podido sentir en esas cuatros paredes del hanshi, en donde se ocultó para reflexionar de sus pecados y purificar su alma, pero muy contrario a ello, se hundió en un vacío de la que le fue imposible salir hasta ese día que alguien entró por su puerta.

Sabe quién era, pero no recuerda cómo lucía.

No sabe a dónde ir, tampoco sabe a qué meta llegar con este recorrido, pero cuando más avanza sobre el camino de piedras planas en medio del pasto verdoso, el aroma a peonias se pierde en el anterior camino, no huela nada hasta que un nuevo aroma capta su atención, un aroma que le recordaba a una persona, Mingjue, él siempre llevaba ese aroma impregnada en su piel, siempre se mostraba orgulloso de ello y no se tomaba la molestia de querer borrarlo con su propio aroma. Ese aroma era de lotos, uno que lo guía hasta llegar a un puente, y bajo ella, un estanque lleno de los lotos con sus flores que desprendían aquel aroma. Este era el patio donde Jin Zixuan había plantado lotos con sus propias manos para la señorita Jiang Yanli en ese entonces. Una muestra de gran amor y cariño que le tenía Zixuan a su esposa. Lástima que el tiempo se les había acabado a ambos dejando a un niño huérfano, que hoy había logrado unir su vida con su persona amada.

Al cruzar el puente es entonces cuando Xichen ve una figura que no había notado, este estaba sentado, bebiendo de una taza, quizás un poco de vino tal como todas las personas en esa noche. Lan Xichen no sabe si continuar o retroceder con su camino, lo preferible fue retroceder para no incomodar a la persona quizás hasta ebrio. Sin embargo, siente un impulso que lo hace avanzar y investigar quien era esa persona. El cielo parece oscurecerse por la nube que cubre la luna, lo cual le impide la visión. Lo único que siente es el aroma a lotos, el camino por delante no le era posible ver, pero cuando aquella nube termina su paseo frente a la luna, la claridad de la noche vuelve iluminando todo a su paso al ser este lugar libre de árboles.

Claro, ahora recuerda cómo lucía esa persona, vestía de un hanfu morado y negro, con el cabello recogido en una cinta morada, con una expresión fría y ajena a lo que podía llegar a entender, lucía tal como ese día, a diferencia de que su expresión era algo relajado al beber de la taza para luego servirse más vino para beber. Lan Xichen se queda observando, no continua y se queda como una estatua, sin moverse, tratando se no ser notado. Sin embargo, cuando esa persona levanta la mirada luego de beber otra taza de vino, unos azules lo notan, se conectan con sus ocres, en respuesta, al ser descubierto husmeando, su cuerpo se sobresalta. Por un momento su mente le dice correr por la dirección que había llegado, pero sus pies parecen no querer obedecer, hay algo dentro de él que le dice "quédate".

Ambos se llaman con cortesía, casi como un susurro, pero se escuchan. Era un largo silencio, no sabían como romperlo, se estaba volviendo algo incómodo para los dos luego de un esfuerzo inútil por parte de Lan Xichen en querer romper la incomodidad. Jiang Cheng sólo bebe, no toma mucha importancia a lo que sucede a su entorno. Suelta un largo suspiro, levanta la mirada y lo ve, tan pulcro, no como él que lucía desalineado y para agregar, ebrio.

In The Third Life | XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora