La tenue luz de las velas que alumbra débilmente la habitación. No hay nadie afuera, sólo el suave silbido de la brisa. La frialdad del exterior se filtra por la aberturas de las ventanas, el invierno había llegado. Jiang Cheng bajó la mirada, y al hacerlo ve la cabeza de Jingyi sobre su regazo. Jiang Cheng sonríe al ver el leve temblor en el cuerpo del dormido. Agarra una cobija que está a su alcance, y con ella cubre al menor. Su mano acaricia la cabellera rebelde de su hijo, juega con las hondas de las hebras.
__ Eres mi única familia...
Su sonrisa se desvanece, como si nunca antes hubiera existido. Su ojos quedan puestos sobre el rostro calmado de su hijo, lo acaricia suavemente. No puede dormir. Ve la cinta de baige oscuro envuelto en su muñeca, lo desata y lo coloca en la palma de su mano.
__ Jingyi te ama, le importas tanto como te importa él.
Jiang Cheng aprieta en un puño la cinta en su palma, luego la posa sobre su pecho, en dirección de su corazón. Respira hondo, tan hondo que deja de respirar para calmar el padecimiento en su corazón.
Está bien...
Se repite. Sus párpados se cierran ante el tormento en su mente, cuando lo calma, vuelve a abrir sus párpados, sus ojos nublados por la lágrimas que se esforzó en contener. Suspira. Abre su puño, en donde aún se mantiene la cinta, ahí mismo, deja una suave beso que termina al apartarse, pero antes que eso suceda, de los labios de Jiang Cheng sale:
__ Voy a cuidar aún de Jingyi... espérame un poco más...
•
•
•__ Acepto recibir el tratamiento. __ Entonces, la sonora voz se Jiang Cheng se hace escuchar en la silenciosa oficina del maestro Lan Qiren, quien, ante la repentina interrupción levantó la cabeza para encontrarse con la presencia del Jiang.
Lan Qiren sonríe con pulcraridad. Deja a un lado el pincel con la que escribía sobre el papel en el escritorio. __ Ven, siéntate, acompaña a este viejo maestro. __ Jiang Cheng asiente modesto. Camina a pasos lentos y se sienta sobre sus pies sin olvidar de acomodar hanfu. __ ¿Tienes algo que decir?
Jiang Cheng asiente. __ Mantengamos esto en secreto, lo únicos que sabrán de esto son YinZhu y JinZhu, usted y yo. No quiero que tanto Jingyi y Jin Ling se enteren de esto.
__ No hay ningún problema, sin embargo, hay un inconveniente. __ Jiang Cheng alzó levemente uno de sus cejas. __ Necesito que permanezcas en en Recesos de las Nubes para seguir con el tratamiento de Xi Hua.
__ Sabía que esto pasaría. __ Jiang Cheng suspiró exasperado. __ ¿Cuánto tiempo?
__ Aún no lo sé, quizás hasta que muestres una mejoría. __ Habló Lan Qiren con total calma, muy diferente a Jiang Cheng que cruza los brazos con un rostro arrugado por el frunce.
__ ¿No hay algún otro modo para hacerlo sin la necesidad de estar tanto tiempo fuera de Yumeng?
Lan Qiren guardó silencio, acarició su barba y cerró sus párpados para pensar con claridad. __ A menos que alguien que sepa Xi Hua vaya a Yumeng y permanezca ahí, sin embargo, no permites que alguien más se entere de tu condición. Y yo tampoco puedo permitirme salir de Recesos de las Nubes, además, estoy viejo como para hacer tantos viajes en un mes. __ Jiang Cheng volvió a suspirar. __ Pero alguien como Wangji que sabe guardar secretos y estaría dispuesto a brindar su ayuda-
__ No, jamás, preferiría morir antes de recibir su ayuda. __ Lan Qiren sonríe. __ Me quedaré, así usted mismo podrá encargarse de mi tratamiento.
__ Perfecto, entonces... __ Lan Qiren agarró una hoja sin utilizar, sostuvo su pincel y ofreció ambos objetos a Jiang Cheng, quien se desconcertó de inmediato. __ Debes de avisar a tu secta que estarás ausente por un largo plazo. __ Por tercera vez, Jiang Cheng suspiró. Aceptó ambos objetivos, pensó lo que debería escribir un momento, luego mojó el pincel con algo de tinta negra e inició a escribir.

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In The Third Life | Xicheng
Roman d'amourHasta que los recuerdos lleguen a un punto donde dejen de existir, ahí, se sabrá que todo a terminado. Jiang Cheng supo que la vida y la muerte nunca podrían relacionarse al ser estos de diferentes mundos. Aunque quisiera volver a ver a las personas...