La escuela secundaria San Ignacio estaba impregnada de emoción mientras se acercaba el primer baile de Navidad del año. Las luces parpadeaban en tonos festivos y el espíritu navideño llenaba los pasillos. Para Scott, sin embargo, la anticipación venía acompañada de ansiedad.
Desde que Ricardo había comenzado a salir con Jennifer, Scott había sentido cómo su corazón se hundía cada vez más. Aunque intentaba ocultar sus sentimientos, la sonrisa de cortesía se desvanecía lentamente en su rostro cada vez que veía a Jennifer y Ricardo juntos.
Esa tarde, en el aula, Darki notó la expresión sombría de Scott mientras miraba por la ventana.
—¿Estás bien, amigo? —preguntó Darki, preocupado por su amigo.
Scott suspiró, sin apartar la mirada del patio donde Jennifer y Ricardo conversaban animadamente.
—Creo que sí, solo... —se detuvo un momento, pensando en cómo expresar lo que sentía—. Solo estoy cansado de sentirme invisible.
Darki asintió comprensivamente. Había notado cómo Scott había cambiado desde que Ricardo había llegado a sus vidas.
—No te preocupes, Scott. Tal vez esta noche puedas encontrar el valor para hablar con Jennifer.
Scott asintió, aunque sabía que no sería fácil.
**Esa Noche - Baile de Navidad**
El gimnasio de la escuela estaba decorado con guirnaldas y luces centelleantes. La música resonaba alegremente mientras los estudiantes se reunían en parejas y grupos, disfrutando de la atmósfera festiva.
Scott observó desde lejos cómo Jennifer y Ricardo entraban al baile juntos, ambos luciendo elegantes y sonrientes. Un nudo se formó en su garganta mientras intentaba convencerse a sí mismo de que debería estar feliz por ella.
Darki se acercó a Scott con una sonrisa alentadora.
—Vamos, Scott. Es tu oportunidad. Invítala a bailar. Pero en su mente Darki pensó solamente -(Lo van a mandar a chingar a su madre.)
Scott asintió, decidido a no dejar pasar la noche sin intentarlo. Respiró profundamente y se acercó a Jennifer, que estaba junto a Ricardo.
—Hola, Jennifer —dijo Scott, tratando de sonar tranquilo a pesar de los nervios—. ¿Te gustaría bailar?
Jennifer lo miró con sorpresa, y luego su mirada se desvió hacia Ricardo por un momento antes de volver a Scott.
—Mierda he...Lo siento, Scott, pero ya prometí este baile a Ricardo —respondió con una sonrisa forzada.
El corazón de Scott se hundió. Intentó mantener la compostura, pero el dolor era palpable en sus ojos.
—Oh, entiendo —dijo, tratando de sonreír—. No hay problema.
Se dio la vuelta y se alejó, sintiendo la mirada compasiva de Darki en su espalda. Se dirigió hacia el borde del gimnasio, encontrando un rincón solitario donde pudo ocultar su decepción.
Mientras observaba a los demás bailar y reír, Scott se sintió más solo que nunca. Se preguntaba cuánto más podría soportar este sentimiento de ser invisible, especialmente cuando el objeto de su afecto parecía estar cada vez más lejos.
El primer baile de Navidad había terminado, pero las emociones y tensiones entre Scott, Jennifer y Ricardo estaban lejos de desaparecer. Scott había sido rechazado de la peor manera posible, y ahora se enfrentaba a la difícil tarea de decidir cómo seguir adelante con su amistad con Jennifer y sus sentimientos no correspondidos.
Pero en la mente de Scott solo pasaba
-(Jamás podré competir contra Ricardo.)