[ Capítulo nueve ]

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[OBJETIVO]


Serena


Mi cuerpo se mueve en automático cuando White Mustang comienza a sonar por los altavoces, como si supiera lo que debe hacer por sí solo y la verdad es que así es.

Mis patines se deslizan sobre el hielo de forma delicada, sin prisa, disfrutando cada paso que doy y pese a la bulla que hay en el público, me siento dentro de una burbuja cuando comienzo mi rutina y dejo que todo fluya.

Sin pensarlo dos veces, me impulso con fuerza para saltar y giro hacia la izquierda dejando que mis pulmones se llenen de aire mientras doy dos vueltas. Aterrizo con el patín derecho, dejo que la punta se equilibre y sigo mi camino deslizándome mientras me muevo al ritmo de la melodía que he escogido hoy.

Me sé esta rutina a la perfección, la perfecciono cada vez más y aunque podría usar otra, esta representa mis inicios dentro del patinaje, y cuando no se trata de competencias oficiales, me gusta sacarla a relucir para poder mostrar un pedazo de mi alma.

Mis patines se deslizan dando una vuelta por la pista, el reflector de luz me sigue a todos lados que voy y dejo mis miedos atrás cuando doy una vuelta y extiendo mis manos al aire formando ademanes que van con el ritmo de la canción.

Coloco las manos sobre mi pecho sintiendo la canción en el fondo de mi corazón y siento que el aire me quema las fosas nasales con solo inhalarlo.

Doy un paso hacia atrás, el miedo a caer siempre estará pero las ganas de brillar terminan de empujar la duda hacia el fondo del abismo, y me impulso con el pie derecho para volver a saltar, mi cuerpo se mueve hacia la izquierda y pego mis brazos a mi torso, haciendo la rotación.

Una, dos, tres...

Mi pie izquierdo vuelve a recibir el aterrizaje, el borde del patín me sostiene para no caerme y me balanceo suavemente con el izquierdo para agarrar fuerza y continuar deslizándome.

Think I'll miss you forever like the stars miss the sun in the morning sky...

Recuerdo cada momento que me ha hecho feliz sobre el hielo y no soy capaz de contener la sonrisa que me surge, porque aunque a muchos les resulta tedioso el sacrificar tanto por el patinaje, a mí algo me queda claro y es que vendería mi alma con tal de brillar cual estrella, ¿pero quién no lo haría con tal de tener lo que quiere?

Mis piernas se sientan tan ligeras tanto en la pista como en el aire y aquello me muevo hacia el frente para darle el cierre a la rutina. No tengo miedo. No tengo dudas. No tengo prisa.

Alrededor de las estrellas [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora