Capitulo IX

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Con pasos lentos fue hasta el laboratorio de química. Estaba vacío. Sólo había una persona encorvada, sentada en un banco de espaldas a la puerta. Era el nuevo profesor.

Hoseok entró muy despacio y se acercó.

—¿Profesor?

Giró la cabeza con brusquedad.

—Dime.

—Quisiera hablar con usted.

Asintió.
—Adelante.

—Estoy muy avergonzado por el problema que causé. Debí obedecer cuando…

—Está bien, hijo— lo interrumpió.

—Quiero pedirle una disculpa.

—La jefa de tu grupo ya lo hizo, en nombre de todos. Vinieron hace rato. Yo no los dejé entrar…Estaba muy enojado.

—Yo…— comenzó titubeando —,debí salirme cuando usted me lo pidió. Mejor dicho, debí poner atención a la clase…

—No te preocupes. Vete tranquilo.

—¿Entonces, me perdona?

—Sí…

Dio la vuelta muy despacio y abandonó el laboratorio.

Se dirigió hacia la explanada principal, brincando de alegría a cada paso.

Cuando vio aquello, se inmovilizó:

A su costado izquierdo, en el fondo del prado que delimitaba la cancha de básquetbol, había una rosa. Pensó que podía dársela a Taehyung con el lente de su microscopio.

Entonces recordó la frase de Mijoo y la repitió en voz alta: “Aveces es bueno poner más pólvora en las bengalas”.

Iba a ser difícil llegar hasta el rosal. Tendría que saltar la cerca y correr como diez metros antes de tenerlo al alcance, si un prefecto lo sorprendía, sería castigado.

Ya había salido bien librado escapando de la escuela por casi una hora sin ser descubierto.

¿Para qué volverse a arriesgar?

Observó la rosa.

Si lograba dársela a Taehyung, indirectamente se la estaría dando a su princesa.

No lo pensó más; saltó la cerca para atravesar el césped. Llegó a la planta y tomó el tallo.

Una espina se insertó hasta el fondo de su dedo pulgar; retiró la mano con rapidez y se llevó el dedo a la boca.

Giró la cabeza para cerciorarse de que nadie lo veía, pero una persona se
aproximaba. ¡El prefecto! Con la respiración alterada hizo otro intento de arrancar la flor para echar a correr. Esta vez varias espinas se incrustaron en su palma; la exaltación lo hizo olvidar el dolor y jaló con fuerza.

Aun que la plantita se deshojó, el tallo no cedió. Agachó la cabeza dándole la espalda al prefecto.

Esperaba ser llamado en cualquier momento, pero lo que escuchó
fue la voz de un hombre joven.
—Hey, disculpe, venga ¡tengo que decirle algo!

Hoseok giró de inmediato; era su princesa, lo había visto y estaba a punto de delatarlo.

Supo que era su oportunidad de correr, pero se quedó quieto; el comenzó a hablar con el prefecto sin
señalarlo, y él comprendió que el chico estaba distrayendolo. Lo captó por la fugaz indicación que el hizo con la mirada, como instándolo a salir de allí pronto.

Corrió de regreso, saltó y, en vez de huir, permaneció ahí sin ninguna razón aparente, mirando a su princesa. No se iría hasta que…

Al fin, lo vio de reojo y en ese momento él pelirrojo le mandó un beso con la mano.

.•.° AZUL•° .                 [HOPEMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora