.•.° AZUL•° . [HOPEMIN]

Capítulo III [2]

El siguiente domingo se despertó muy temprano. Soñaba en poder invitar a Jimin a pasar el rato en la fiesta de Namjoon. Fantaseaba con la idea de que fuera su acompañante, su consejero. Lo sentía en cada célula de su cuerpo, en cada molécula del aire que respiraba; formaba parte de él, le alegraba recordarlo y le dolía tenerlo lejos.

Lo acompaño Jiwoo, ella iba nerviosa, él confiado; ellos tensos, él relajado. Era una fiesta igual a otras, pero la motivación de su mente le garantizaba que nadie podría ganarle esta vez.

Desde el momento en que le abrieron la puerta de la casa, las miradas de mucha gente se centraron en él. Los conocedores sabían que era el favorito, y Hoseok estaba emocional y anímicamente crecido.

El problema de la noche comenzó cuando salio de la fiesta para esperar a que su papá pasara por Jiwoo y él.

Kaylee, la hermana de un compañero, se acercó, acompañada de su obesa amiga, para pedirle que se fotografiara con ella. Era una chica superficial, falsa y chismosa.

-Tómense de la mano- dijo la tipa enfocando su cámara- No sean fríos, ¡por lo menos sonrian!

Él no pudo. No pudo sonreír. Había perdido la cuenta del número de veces que había posado con Kaylee. La primera vez la abrazó en señal de sincera amistad sin saber que se trataba de una joven dispuesta a usar esas fotografías para presumir de un romance secreto con él. Esta vez se cruzó de brazos y miró hacia otro lado mientras la chica oprimía el botón y decía:

-¡Listo, muy bien; será una espléndida foto de los dos! ¡Gracias, Hobibi!

Kaylee le pidió unas palabras por escrito en su libreta de autógrafos. Él se negó, ella sonrió como deficiente mental y fue de inmediato a quejarse con sus amigas. Varios compañeros regresaron con ella y los rodearon aplaudiendo y cantando para que se reconciliaran. Coreaban la palabra "beso" y Kaylee se acercaba a él para que, en frente de todos, no se atreviera a despreciarla. Pero se equivocó. La hizo a un lado y salió de la rueda. A sus espaldas se escucharon silbidos y voces ofensivas. El padre de Hoseok vio todo. Minutos después, en el auto familiar, nadie habló de la fiesta. Hablaron de Kaylee.

-¡No lo puedo creer! -profirió su papá encolerizado.- A la vista de todos te estás volviendo un pedante, engreído.

-¡Cómo te atreves a decirme eso! -gritó el muchacho- ¡ni siquiera sabes lo que ha pasado!

Jiwoo intervino de inmediato.

-¡Como te atreves tú a gritarle así a papá!

-Pero es que...

-¡Hay formas de hablar!

En el automóvil se movían intensas vibraciones de conflicto.

-¡Eres tan inmaduro!- enjuició su papá -¿Por qué tratas así a tu novia?

-No es mi novia.

-Todo el mundo sabe que lo es. Yo creía...

-Pues creías mal.

-Entonces ¿por qué no la haces tu novia? Ella te quiere y es una chica linda. Aprovecha. ¿Qué te quita?

-Papá, tu sabes que no me gustan las mujeres...

-Mira, Hoseok, te puedo asegurar que esa chica está enamorada de ti, le tiemblan las piernas y se siente desfallecer cada vez que te ve. Es una adolescente y el amor que se siente a esa edad es muy hermoso.

-Lo sé, papá- su tono de voz sonó como un suplicante grito de sinceridad.

-¡No lo sabes! ¡No tienes idea de lo que es estar enamorado ni conoces el amor! En muchos aspectos eres un niño inteligente, pero en otros demuestras una gran inmadurez. ¡Si fueras un verdadero hombre no te daría vergüenza abrazar o besar a Kaylee. ¡Serías más galan, más conquistador!