Little Things - Lee Donghyuck (Markhyuck/Nahyuck).

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Había llegado la temporada más feliz para todo el mundo: Navidad. 

Además de que era la festividad favorita de Mark y eso ponía de muy buen humor a Donghyuck. Obviamente convocaría a sus amigos para que le ayudaran a decorar la casa ya que Mark estaba en un viaje de negocios y Donghyuck quería que para cuando él llegara todo estuviera en orden. Sungchan y Shotaro confirmaron pero luego solo les dejaron el roto. 

Jaemin llegó, como siempre; Jaemin siempre llegaba. 

—Solo rojo y blanco, solo rojo y blanco... Solo rojo y blanco —repetía Jaemin como una especie de mantra porque él quería poner otros colores pero ya el dueño de la casa había dicho que no.

—Sino dejas de repetir eso, enloqueceré, Minjae —rió Donghyuck subido en la escalera—. Solo ignora el resto de colores, no es tan difícil. 

Jaemin negó. —Se vería muy lindo con verde, pero no estás listo para esta conversación.

—No, no lo estoy y ya te dije que no —rió nuevamente.

Las cosas para Donghyuck de forma recientes eran lindas y melódicas. Tenía un firme círculo de amigos, sus padres tenían salud, sus hermanos tenían excelentes trabajos por fin. El restaurante de Jaemin había recibido tres estrellas Michelín, dándole un elevado críterio en el país y claro que ya habían celebrado por eso y en menos de veinte días, Mark estaría recibiendo el puesto de jefe, y... sí, todo era demasiado perfecto. 

—¿Recuerdas a Somi? —Donghyuck negó desde las alturas—. Mi estudiante que vendió todo el día de la evaluación y ayudó a vender todo a dos compañeros más. 

—¡Oh, sí! La recuerdo bien ahora.

—Bueno, primero que todo —rió escandalosamente—, se va a casar con tu estudiante, la bonita rubia de cabello largo. 

Donghyuck lo pensó algunos segundos y luego abrió sus ojos de forma exuberante. —¿¡Rosé!?

Jaemin asintió. —Esa misma —asintió nuevamente sonriendo; Donghyuck aplaudió en el airee—. Y respecto a mi estudiante, la he contratado como chef, es muy buena en lo que hace.

—Quisiera probar algún platillo de ella —asintió terminando de poner la última guirnalda—. Si mi chef favorito dice que es muy buena, pues debe de ser excelente. 

Jaemin rió y le dio la mano para ayudarlo a bajar. —Aigoo, ¿soy tu chef favorito?

—Claro que lo eres, Jae —le sonrió pisando con firmeza el suelo—, sino eres tú, ¿quién más sería?

Bien, el ambiente... Ese incómodo ambiente que se formaba entre ellos dos cada que estaban solas. A Donghyuck el corazón empezaba a latirle de forma irregular y a Jaemin le empezaban a sudar las manos. El castaño no creía que fuera posible querer a dos personas a la vez, además de que él no es que quisiera a Mark, lo amaba con su corazón entero, razón por la cual siempre culpaba a la forma en la que Jaemin lo miraba, fuerte e intenso, como siempre.

El otro por su parte, combatía contra sí mismo para no bajar su mirada a los labios de su amigo; él se había prometido algo e incluso le había dicho a Donghyuck que sabía cuál era su lugar, solo que Donghyuck a veces... solo a veces... 

Todo alrededor cobraba un color diferente, un poco más brillante y confuso. Con un ligero toque melifluo en cada exhalación que daba el rubio cerca al rostro del moreno; ambos querían dar un paso atrás y evitar una situación un poco más incómoda o comprometedora, pero en el centro de sus cuerpos habían imánes, con energías diferentes y complementarias. Las caricias que le daba el rubio al castaño, lo atontotaban y dejaban un dulce hormigueo en la piel y aunque el mayor quería obligarse a no sonreír por ello, no podía evitarlo; sonreían tanto él como su corazón.