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Donghyuck se encontraba abrazando a un viejo peluche de conejo que tenía Jaemin sobre la cama; miraba por la ventana mientras la sien punzaba. 

Ya no lloraba, ahora solo estaba en silencio. 

Eran las cinco y cincuenta de la mañana de navidad. La suave respiración de Jaemin se sentía en la habitación; había dormido en el sillón o bueno, más bien se había acostado ahí para no incomodar a Donghyuck pero tampoco descuidarlo. Cuando el moreno se quedaba dormido, él también dormía algunos minutos, luego lo oía despertarse y empezar a llorar, entonces se acostaba a su lado para abrazarlo hasta que el agotamiento podía con el castaño, volvía a dormir y Jaemin volvía a pasarse al sillón.

Esa dinámica se mantuvo hasta las tres y media de la mañana.

A pesar de que ya no lloraba, seguía hipeando con fuerza. Veía la pantalla de su teléfono encenderse cada cierto tiempo y luego apagarse con otra llamada perdida. 

—Hey, Hae —susurró con extrema dulzura Jaemin arrodillándose frente a él—, ¿hay algo especial que quiera desayunar mi amigo más lindo? —se veía igual de agotado que Donghyuck, con los ojos hinchados y notorias bolsas—. Pídeme lo que quieras del país que quieras, ¿sí?

Donghyuck negó mientras las lágrimas volvían a deslizarse de sus ojos.

—Shh... ya, ya —pasó por encima de él para acostarse a su lado—. Todo esto pasará. 

Donghyuck se dio la vuelta, entrelazando las piernas con Jaemin y pegándose a su pecho. Esa había sido la posición en la que más seguro se sintió desde el momento en que tocó la cama del rubio. 

Jaemin guardó silencio durante largos minutos; para cuando se decidió por hablar ya eran las seis de la mañana.

—Iré a preparar el mejor desayuno que haya hecho en mi vida —habló en voz baja mientras le besaba el cabello—, luego me alistaré e iré por nuestro lindo Woojoo, ¿te parece? —no era notorio debido a la solidez de su voz, pero Jaemin no había parado de llorar desde que Donghyuck había tocado nuevamente su pecho—. Y luego iremos juntos a las oficinas de distrito.

El moreno se levantó del cuerpo de su amigo, encontrándose con Jaemin mirando el techo mientras las lágrimas bajaban por su sien. Jaemin lo miró al no sentirlo más sobre él, le sonrió mientras se secaba los ojos para luego acariciarle el rostro. 

—¿Oficinas de... qué? ¿Qué es eso? —ladeó la cabeza—. ¿Para qué? 

Jaemin le dedicó una débil sonrisa, quizá la más débil que le haya dedicado en algún momento. —Porque te vas a tener que divorciar del cabrón de Mark. 

Donghyuck se quedó estático observando a Jaemin, lo único que hacía era parpadear. Era algo que por algún motivo no había llegado a su cabeza. Claro, ahora debían divorciarse o... perdonarlo. 

—No te preocupes —dijo Jaemin levantándose de la cama mientras daba la vuelta para ingresar al baño—, todo estará bien, Hae —habló desde el baño, se oía el eco golpeando las paredes—. No te dejaré solo.

Donghyuck tomó nuevamente el peluche de Jaemin y lo abrazó tratando de contener el llanto. —Jae... ¿Por qué lo hizo? Yo... —y sin poder evitarlo, volvió a llorar dolorosamente—. ¿Qué debo de hacer?

Jaemin tardó algunos segundos en responderle, se encontraba muy ocupado en el baño preparando la tina y regando pétalos sobre el agua. Encendió velas aromáticas y caminó de nuevo hacia la habitación, se sentó frente a Donghyuck y le tomó las manos. 

—Lo primero que haremos será bañarnos, ¿bien? No dejaré que te derrumbes por la mierda con la que decidiste casarte —mientras le hablaba, acariciaba el dorso de su mano—. Lo segundo que harás, será desayunar, tu cuerpo no merece pagar un castigo innecesario.

Little Things - Lee Donghyuck (Markhyuck/Nahyuck).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora