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Hay muchas sensaciones que son irremplazables en la vida, difíciles de describir: La sensación de haber probado el mejor platillo del mejor restaurante por primera vez o la sensación de haber besado la persona que tanto mirabas por los pasillos de tu universidad; ese tonto hormigueo que se quedó sobre tu piel la primera oportunidad en la que entrelazaste las manos con alguien.

—Hmm...

Donghyuck estaba experimentando por primera vez en su vida lo que se sentía ser quemado por el roce de la piel de alguien más. Sentir el calor de una piedra volcánica cada que sus manos rozaban su torso. Que sus jadeos fueran silenciados por unos besos que sabían tanto a miel como a fuego. La necesidad de recorrer su piel justo como el sudor tenía el placer de hacerlo.

—Jae...

Su estómago se reducía cada que sentía las manos de Jaemin adentrarse en su ropa, apretando con suavidad su piel y acariciándolo con las yemas de sus pulgares. Las piernas empezaron a temblarle cuando la lengua de su amigo chocó contra sus dientes, pidiéndole permiso para entrar en su boca; permiso que fue concedido. Los suspiros empezaron a volverse jadeos en el momento en que el menor lo tomó de la cintura, levantándolo por los aires y obligándolo a enrollar sus piernas alrededor de su cuerpo, entonces el otro terminó sentándolo en la repisa donde usualmente tenía los materiales.

—Dime que me detenga, entonces lo haré inmediatamente —susurró contra los labios del moreno.

La respuesta de Donghyuck fue silenciosa, pero clara; lo tomó del cabello para seguir besándolo y Jaemin soltó un gruñido ante ello, acatando de inmediato la orden.

Algo había en Jaemin, en la forma en la que lo estaba tocando y besando o quizá la forma en la que Donghyuck podía notar la sonrisa a través del beso. La casa estaba completamente silenciosa, por lo que se hacía evidente el sonido de los besos; de sus labios estrellándose sin cuidado alguno.

Donghyuck deslizó con suavidad la camisa de los hombros de Jaemin y el otro se separó un poco para que se la quitara del todo. Se miraron algunos segundos a los ojos, el rubio pegó su frente con la del moreno y le acarició con delicadeza la mejilla mientras frotaba con lentitud la punta de sus narices; aún no habían empezado a hacer nada, sin embargo se sentía tan íntimos como necesitados. Su sonrisa había dejado de ser tan suave como la conocía Donghyuck, por primera pudo ver una sonrisa amplia, podía ver sus dientes; la sonrisa llegándole a los ojos, se veía feliz y nunca lo había visto de esa forma.

Reanudó el acto como si fuera el primer beso de su vida entera. Lento, delicado; probando ese dulce sabor de los labios que tanto anhelada. Ladeó su cabeza ligeramente para permitir profundizar el beso. Sus pulgares iban en círculos sobre el pequeño rostro del moreno y sus meñiques acariciaban con tal delicadeza su cuello que Donghyuck se sintió de cristal. Con la lengua delineaba el labio inferior del otro y sintió los múltiples suspiros que se deslizaban por su boca.

Jaemin era tan suave al momento de tocarlo y moverse, que Donghyuck no había sentido en realidad en qué momento había empezado a desabrochar su camisa, era increíble la delicadeza con la que lo trataba. La deslizó por sus hombros sin la necesidad de separarse de sus labios; de esa misma forma le quitó toda la ropa, entre besos, caricias y traviesas sonrisas que no dejaban de brotar.

Donghyuck estaba seguro de una cosa y era que definitivamente nunca había visto —presenciado— a Jaemin sonreír tanto.

—Jaemin... Jae —habló como pudo Donghyuck—, ¿podemos ir a la habitación?

Jaemin asintió dejando caer sus pantalones y tomando nuevamente a Donghyuck en brazos.

El moreno pudo sentir el nerviosismo de la mayoría de las personas cuando están a punto de experimentar su primera vez, sin embargo no era el único nervioso. Jaemin había evitado separarse de sus labios durante todo eso tiempo con la intención de no arrepentirse.

Little Things - Lee Donghyuck (Markhyuck/Nahyuck).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora