Little Things - Lee Donghyuck (Markhyuck/Nahyuck).

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—Pensé que... que esta posición no te gustaba, veo que me equivoqué —sus manos acariciaban con suavidad la espalda del otro, pero el sonido que se generaba al chocar sus cuerpos hacía entender que "suave" era la última palabra que se podía usar para describir lo que estaban haciendo—. Wow... mierda —gimió en medio de un suspiro apretando la piel del moreno, reservando fuerzas—. Que equivo... cado estaba, amour... 

Donghyuck ni siquiera se sentía medianamente incómodo, ni siquiera porque esa ya era la segunda ronda estando arrodillado de espaldas a Jaemin. Apretaba las sábanas con la intención de no ser tan ruidoso, pues estaba seguro que en otras habitaciones podrían oírlo si seguía gritando de esa forma, sin embargo no le importaba; estar por completo desnudo para Jaemin pero con el menor totalmente vestido y con su miembro saliendo por la cremallera del pantalón lo excitaban de una forma que él no creyó que fuera posible.

—Simplemente no eras tú, mi amor —contestó como pudo antes de arrojar su rostro contra la almohada luego de que Jaemin hiciera lo que mejor sabía hacer: darle en el lugar indicado—. Hmm, Jae, sí... —decidió sujetarse de la mano del menor, la que apretaba su cadera; Jaemin en respuesta entrelazó la mano con la suya—. No vayas a detenerte, por favor... Por favor, más, más... —Donghyuck era sucio, pero jamás dejaba de hablar con esa voz preciosa que le jodía el raciocinio al otro.

El ahora castaño, se inclinó sobre su espalda para depositar un húmedo beso sobre su piel. —Eres mi regalo de cumpleaños.

Se separó para darle un pequeño mordisco en sus mejillas traseras y luego darle una suave lamida en la entrada, solo adentrando un poco su lengua en Donghyuck; aunque el otro estaba contra la seda de las almohadas, sus sonidos eran fuertes. Luego pasó la lengua por la columna de forma ascendente hasta llegar al cuello; el moreno instintivamente empezó a levantar el pecho, cambiando de postura apoyando las manos en el cabezal de la cama.

—Créeme que no me detendré —le susurró sobre el cabello—. A menos que quieras que lo haga... ¿quieres que lo haga? —Donghyuck negó rápidamente, sintiendo sus ojos humedecerse—. Está bien, pues no lo haré, mi amor.

Había pasado poco más de dos meses desde la confrontación de Donghyuck con Mark y aunque nada iba como el moreno planeaba, iba todo de maravilla. 

Estaban a punto de empezar el proceso judicial para divorciarse, y Jaemin se había sentado en su restaurante casi dos semanas seguidas para recuperar cada vídeo que tenía de Mark junto a su amante. Notó que la primera vez que visitaron el recinto no coincidía con las fechas que Donghyuck le había dicho; según él, debía buscar en septiembre, pero para septiembre en realidad se besaban con completa normalidad en la mesa, con sus manos entrelazadas y dándose de vez en cuando fogosos besos en el cuello. 

Decidió entonces retroceder más. 

La primera vez que ambos estuvieron en el lugar fue para julio, lo cual quería decir que lo engañaba desde el segundo mes de noviazgo. Jaemin se sintió mal viendo las grabaciones, todo había pasado encima de él, casi que delante de sus ojos y él no se había enterado, pero Donghyuck dijo que todo pasó como debía de pasar.

El abogado de Mark, Suh John, había intentado convocar una reunión con Donghyuck, estaba tratando de lograr alguna clase de acuerdo antes de irse a pleito, pero el moreno fue tajante al rechazar la oferta y en su lugar, aceleró el proceso de su parte para las citaciones. 

—Bebé, ¿a ti te gustan los niños? —le preguntó Donghyuck haciéndole dibujos en su pecho. 

Jaemin sonrió ante la pregunta. —Son la segunda cosa que más amo en la vida, junto a los animales, por supuesto. 

—¿Qué es la cosa que más amas en la vida? —levantó el rostro para mirarlo—. ¿Qué hay en el puesto número uno?

Jaemin le acarició el puente de la nariz. —Son dos cosas; una es la cocina y la otra eres tú.