FINAL

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Matías se mira en el espejo, luce muy bien tan refinado con ese traje color azul acompañado de un moño rosado, al punto de parecer un hombre que está a punto de casarse con alguien de la realeza. El hotel está lleno de invitados, más de doscientos de ellos que en menos de media hora, lo verán tomar una de las decisiones más importantes de su vida: seguir con esta farsa de boda con el hombre que no ama o jugársela por el hombre que le voló la cabeza desde la primera vez que lo vió.

En lo que se supone sea el día más feliz de su vida, no siente nada más que un hueco en el pecho ya que trató de llamar a Alejo durante toda la noche, pero cada vez fue enviado directo al correo de voz. Sin embargo no dejó ningún mensaje; ya que sentía que no tenía nada que decir, si Véliz no respondía entonces queda más que claro que no quería escucharlo. Lo que fuera que había entre ellos, se acabó.

Ahora el marplatense solo tiene esto: esta boda, este hombre, este matrimonio. Ya puede ver su vida ante él; un gran, enorme vacío, siempre sin llenar. No tiene nada que perder con esta unión.

- No te ves muy feliz por ser alguien que está apunto de casarse con el amor de su vida.

Sobresaltado, Soulé se queda sin aliento. Se da la vuelta y Alejo está allí, mirándolo, y en este momento que es la vista más hermosa sobre la cual el castaño ha puesto la mirada.

- ¿Qué haces acá? - le pregunta, mientras lucha contra todo instinto que le pide que corra hacia adelante y se arroje a los brazos del morocho, rogándole.

El santafesino se acerca a él, lenta y cautelosamente.

- No podía irme sin asegurar de hacerte saber que tenes otra opción además de Facundo - se detiene frente al ariano, baja la cabeza para mirarlo a los ojos - No tenes que hacer esto Mati, tenes que seguir a tu corazón...

Siente una cadena de acero alrededor de su pecho, ahogándose.

- Si lo tengo que hacer. Ya estoy acá - su voz suena derrotada - Este hotel está lleno con los amigos y familiares más cercanos de Facundo, a la espera de cómo me caso con él. Ha gastado tanto dinero...

- Nada de eso importa - dice interrumpiendo con rapidez y fuerza - Tenes que tomar esta decisión por vos mismo. No por él y definitivamente no por mí. Solo por vos ¿Lo entendes?

La voz del más bajo, cuando habla, es lamentablemente débil.

- No tengo otra opción.

- Siempre hay otra opción aparte vos no lo amas - dice el más alto y hay una pasión ardiente como fuego en sus ojos- Te sentís en deuda con él - toma la cara de Matías en sus manos y lo obliga a sostener su mirada para hacer frente a esta verdad - Vos me amas Matías.

El rizado no puede hablar, no puede respirar, no puede mantener su cabeza.

- Voy a estar en el teatro durante la siguiente hora - continua Alejo ante el silencio del menor - Y luego me marcharé para tomar mi vuelo. Vos decidís...

- ¿El teatro? ¿Qué teatro?

- El que está a la venta cerca del departamento.

Se escuchan pasos por el corredor y el morocho presiona su frente a la del castaño por un instante y murmura:

- Voy a estar esperándote - antes de soltarlo dando un paso atrás.

Agustín entra, levantando las cejas mientras observa la escena delante de él.

- Alejo ¿No deberías estar realizando tus propios deberes como padrino?

- Sí, lo siento - dice el santafesino con brusquedad - Sólo tenía que dar un mensaje a Matías.

El Padrino // SoulizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora