Capítulo 9

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Nadie se extrañó de verle en el club, Bill solía pasar sus días libres en el único lugar donde se sentía a salvo. Y esa vez no iba a ser distinta.

Tras la conversación con Tom, el hecho que supiera a qué se había dedicado en el pasado y que algo malo había pasado, le hacía volver a sentir un miedo más intenso. Siempre se había mantenido en alerta, pero fue ver a Tom y bajar la guardia. Le permitió entrar en su corazón y despertar ese sentimiento que mantenía oculto en lo más hondo de su alma. El amor latía con fuerza en su pecho y por una vez en su triste vida vislumbraba un rayo de esperanza.

— ¡Bill!

Se volvió hacia la barra, David le saludaba al tiempo que le hacía señales para que se acercara.

—Hola—saludó tomando asiento.

Al momento David puso una copa ante él y echó el contenido de una coctelera. Bill miró el líquido rosa arrugando la frente.

—No lleva nada de alcohol tranquilo—dijo David entre risas—Es uno de mis famosos cócteles, y hoy te invito a todos los que quieras.

— ¿Qué ha pasado?—preguntó Bill, presintiendo algo.

—Tengo una cita con Natalie—contestó David suspirando—Y sé que te lo debo a ti.

—Yo no he hecho nada—dijo Bill carraspeando.

—Bill...sé que estaba colada por ti, y también sé que no tendría ninguna posibilidad—explicó David en voz baja—Yo solo tenía que esperar, y sabía que tú en el fondo me ibas a ayudar. Solo había que darle tiempo a Natalie.

—Siento mucho haberla rechazado, no me he sentido tan ruin en la vida—murmuró Bill suspirando.

—Has hecho mucho por mí, te debo una—dijo David apretándole el brazo con cariño—Cuenta conmigo para lo que sea.

Bill le miró sonriendo, con él ya eran dos las personas que cuidarían de él.

— ¡Camarero!

David soltó a Bill y se dirigió al chico que le había llamado.

— ¿Qué desea tomar?—preguntó con educación.

—Un whisky doble—pidió el chico con tono brusco.

David asintió y tras servirle volvió a su trabajo guiñando un ojo a Bill.

— ¿Es tu novio?

Bill se giró hacia el chico que había hablado, estudiándolo de arriba abajo. Le sacaría un par de años, llevaba el pelo corto y teñido de un rubio intenso que hacía daño a los ojos. Vestía ropas caras y al igual que él le hacía un repaso de arriba abajo.

Decidió ignorarlo, aparte de que la pregunta había sido de lo más indiscreta.

—Ya, veo que solo es uno más de los chicos a los que te tiras—rió el chico.

Se encogió al escuchar sus palabras, buscando a David con la mirada. Estaba al otro extremo de la barra ajeno a su conversación. Se volvió, el club estaba lleno y en el escenario estaba el mago entreteniendo al público con un fantástico número. Nadie prestaba atención a lo que pasaba en la barra, y Saki estaba en la calle.

— ¿Qué te parece si buscamos un rincón solitario y follamos?—preguntó el chico acercándosele.

—Pues que me parece que te equivocas—contestó Bill levantándose.

—No tan rápido—susurró el chico cogiéndole con fuerza del brazo.

—Solo tengo que gritar para que te echen de aquí a patadas—susurró Bill a su vez.

Sin miedo a nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora