Capítulo 19

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Tom creía que si aún se mantenía en pie era porque Bill le aferraba los brazos con firmeza a su espalda. Desde que descubriera que su padrastro había sido uno de los hombres que habían abusado de Bill, sus piernas parecían haberse vuelto de gelatina.

— ¿Jörg era tu padre? —preguntó Bill en un susurro.

—Sabía de los gustos raros de mi padre, una noche le seguí hasta aquí y cuando murió sabía que la versión de la policía no era del todo cierta—explicó Andreas—Vine y no paré hasta que Max me contó como uno de los chicos que trabajaba para él le había matado y huido en mitad de la noche tras robarle. Entonces juré vengarme y no pienso irme de aquí sin obtener lo que quiero.

Bill tragó con esfuerzo. Se refería a él, y Tom también lo sabía. Al escuchar los planes de su hermanastro pareció recuperarse y volvía a sujetarse por sí mismo, protegiendo a Bill con su cuerpo de cualquiera que quisiera tocarle.

—Todo va a ser así de sencillo, Andreas disfrutará de Bill todo el tiempo que él quiera y luego él seguirá trabajando para mí hasta saldar todo lo que debe—dijo Max ignorando la fulminante mirada de Klaus.

Bill sabía que no había nada que hacer, al final Max se quedaría con él y mejor que fuera yendo él por su propia voluntad que estando Tom por medio. No quería que nada malo le pasase, y sabía de lo que eran capaz Max y Tobías, harían sufrir mucho a Tom y todo sería por su culpa.

—Quiero que os vayáis—dijo Bill mirando a David—Es mejor así, quiero que te lleves a Tom y...que os olvidéis de mí.

—Bill, ¡no! —gritó Tom girándose—¿Cómo puedes pedirme que te deje? ¿Qué me olvide de ti?

—No quiero que te hagan daño por mi culpa—susurró Bill rompiendo a llorar.

—Si quiere, se puede quedar a mirar—dijo Max echándose a reír—Nuestro Bill es muy bueno en su trabajo, ¿verdad Tobías?

El aludido asintió con la cabeza y cogiendo un mando encendió un televisor que había sobre una mesa. Al momento se escucharon gemidos y jadeos, y la imagen de una habitación apareció en la pantalla. Todos los ojos se clavaron en ella sin poder hacer nada por impedirlo, era Bill haciendo el amor en la cama con un hombre que le doblaba la edad. Y no solo con él, la imagen cambió y entonces volvió a aparecer Bill estando con otro hombre, esa vez de rodillas en el suelo practicando una felación.

Bill cerró los ojos al tiempo que negaba con la cabeza, había sido grabado en todos sus encuentros y Max estaba poniendo las imágenes ante todas las personas que no sabían nada de su pasado y se estaban enterando en esos momentos con pelos y señales.

Había sido usado de todas las maneras posibles, él apenas las recordaba porque por suerte el alcohol le hacía perder la noción del tiempo y cuando abría los ojos al día siguiente todo había pasado y el no recordaba nada. Pero en esos momentos con los ojos cerrados era como si lo estuviera reviviendo todo, demasiado vívido para su gusto.

Recordaba...recordaba estar tumbado en el suelo con alguien a su espalda entrando y saliendo de su cuerpo...en la cama sobre el regazo de otra persona que le hacía mucho daño...puesto a cuatro patas sintiendo como le rasgaban las entrañan...

Se sentía a punto de desmayar y si no llega a ser por los fuertes brazos de Tom habría acabado en el suelo.

—No me lo creo—susurró Tom con los ojos llenos de lágrimas—Yo fui el primero, todo esto es falso.

Bill lloró al escucharlo, tal y como le había pedido, Tom hacía caso omiso a todo lo que contaban de su pasado. Por muy duro y cierto que fuera.

—Si has grabado todos los encuentros, también tendrás la grabación de la noche que murió el padre de ese chico, ¿no? —preguntó Klaus una vez apagó Tobías la tele.

Bill y Tom se volvieron y miraron al padre de Natalie, había hecho una buena observación.

—Me temo que esa noche la cámara de la habitación de Bill se estropeó y no grabó nada—contestó Max.

—Es mucha casualidad, seguro que alguien la desconectó—murmuró Klaus, sin apartar la mirada de Tobías.

Porque le había estado observando fijamente, no paraba de mirar a Bill y lo hacía con mucho odio.

Bill también le miró y entonces lo comprendió...

— ¿Por qué no se lo cuentas, Tobías? —preguntó mirándole fijamente— ¿Por qué no le cuentas a Max como me pegaste y violaste solo por envidia?

— ¡Cállate! —gritó Tobías.

—No podías soportar que te quitara los clientes, y que Jörg me hiciera esos regalos. Fuiste tú, ¿verdad? —gritó Bill dejando de esconderse tras Tom—Tú le mataste para que me echaran a mí las culpas.

—Vamos Max, no irás a creer sus palabras ¿verdad? —dijo Tobías mirando a Max—¿Max?

Max miraba a Bill sin poder quitarle los ojos de encima, nunca antes se le había rebelado o hablado en ese tono, y supo que decía la verdad. Bill siempre fue muy asustadizo como para plantarle cara a nadie y mucho menos a Tobías, aunque él sabía que muchas veces Tobías se tomaba muchas libertades como su mano derecha y él solo se lo permitía porque sus resultados eran los deseados: los chicos a los que instruía hacían bien su trabajo y eso era lo único que importaba.

Pero con Bill se le había ido la mano, sabía que le tenía prohibido las relaciones con los chicos que trabajaban para él porque no dejaba de ser uno de ellos y solo podía relacionarse con los clientes que pagaban por sus servicios.

—No le creas Max, ¡está mintiendo!—gritó Tobías.

—Pues yo creo que está diciendo la verdad—dijo Max mirando a Tobías—Me has defraudado, eras la persona de más confianza y lo que has hecho es imperdonable.

—A mí eso me da igual—intervino Andreas—Quiero follar con Bill y nadie me lo va a impedir.

—Inténtalo, y te mato—le amenazó Tom.

—Aquí nadie va a matar a nadie—dijo Max dando un puñetazo a la pared—Andreas, querías al culpable de la muerte de tu padre y ahí le tienes, haz lo que te de la gana con Tobías. Y tú Bill, aún no has saldado tu deuda conmigo y lo sabes, volverás a tu puesto de trabajo hasta que yo lo crea suficiente.

—Me ofrezco en su lugar—dijo Tom colocándose entre Bill y Max.

—Tom, ¡no! —gritó Bill a su espalda.

—Yo pagaré la deuda de Bill—insistió Tom—Soy muy bueno en mi trabajo, te lo puedo demostrar.

Max se quedó mirando al muchacho de arriba abajo, la verdad era que el chico era muy atractivo y conocía un par de clientes que pagarían mucho dinero por su virginidad, porque estaba claro que era de los que les gustaba más dar.

Pero no quería perder a Bill...

—Aquí no se va a quedar nadie—intervino Klaus —Me he cansado de tanta charla, me voy a ir llevándome a Bill, es la estrella de mi club. Y el otro chico se viene conmigo también, y te lo advierto Max, pon alguna resistencia y llamo a la policía. Me da igual si se sabe lo de mi hijo y eso afecta a mi club, lo que has hecho es horrible. Y además, creo que la policía ya te está vigilando, has adoptado a muchos chicos y aunque los orfanatos solo quiere deshacerse de ellos, parece que hay una persona preocupada por el bienestar de esos chicos y está empezando a investigar.

Max se le quedó mirando, sabía que le estaba contando la verdad porque estaba al tanto de esos rumores. Un asistente social estaba empezando a dar problemas...

—Eres un ser asqueroso, no sé cómo has podido permitir que abusaran así de los chicos y voy a hacer todo lo posible para que te cierren el club y te den tu merecido—dijo Klaus haciendo una señal a Saki—Saca de aquí a los chicos.

Saki asintió con la cabeza y se acercó a Bill y a Tom.

—De aquí no se va nadie hasta que yo tenga mi venganza—gritó Andreas señalando a Bill—Le quiero a él.

Dio un paso y antes de que pudiera dar otro Saki ya le había tumbado de un puñetazo.

—Vámonos de aquí—dijo Klaus.

Saki asintió de nuevo y colocando una mano en el hombro de Bill y otra en el de Tom salieron del club sin que nadie dijera o hiciera nada para impedirlo.

Sin miedo a nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora