VIII

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Mikasa despertó a causa de la iluminación del sol que atravesaba los vidrios de su ventana. Estaba totalmente relajada y desnuda cubierta por las sábanas.
Había hecho el amor con Levi, con el mismo Lucifer sin arrepentimiento alguno. Así se sentía pecar y adoraba aquella sensación. Sin embargo una linda sonrisa se dibujaría en sus labios de no ser porque estaba sola. Levi no se encontraba durmiendo a su lado. ¿Dónde podría estar?

Quizás lo vería en la tarde pero no le preocupaba. Levi dijo que la amaba y la protegería. Así que instantáneamente retiró las sábanas de su cuerpo, se colocó su camisón blanco y tras frotarse los ojos bostezando se levanto para caminar al baño. Mientras se lavaba los dientes escuchaba a sus padres hablar más de lo inusual en el comedor pero había otra voz que se mezclaba con la de ellos lo que resultó extraño porque no recibían visitas en la casa que no sean Armin y Eren.

Luego de lavar sus dientes, rostro, manos y cepillar su cabello salió del baño dirigiéndose a las escaleras. Al bajar comprobó que había alguien más platicando junto a sus padres y era nada más y nada menos que Lucifer.

—Buenos días.

Interrumpió la conversación bajando las escaleras despacio.

—Buenos días Hija — dijo su madre sonriendo—. ven a desayunar.

—Buenos días.

Espetó Levi mientras tomaba su taza de té como de costumbre.

—¿Así que ya lo saben? — indaga sentándose en la silla sobrante; cruzó miradas con Levi sin evitar acotar su actitud—. No sabía que a Lucifer le gusta desayunar té.

—Bueno, mocosa es que aveces debo probar la comida humana.

—Ya veo.

Respondió acercando sus manos a la taza de porcelana que contenía el té que su madre acababa de servirle junto a un pedazo de pan.

—Levi nos informó de todo.

Su padre dejó la taza vacía sobre la mesa. Estaba serio y pensativo por el bienestar de su hija. Pensar que era tiempo de decirle la verdad a Mikasa pero aún sentía que no estaba preparado y creía que su mujer tampoco.

Su única hija que atesoraba más que a su vida. ¿Quién hubiera imaginado que detrás de esa inocente joven había una larga historia que contar? Sobre todo enfatizando sus orígenes.

—Padre yo...

—La decisión esta tomada, te irás en 4 días — espeta convencido dejando un profundo asombro en su hija debido a su decisión-.

—¿Pero que pasará con ustedes? —reclama preocupada—. no me lo perdonaría si algo malo les sucediera.

—Fingiremos tu muerte hija -acotó su madre con ojos llorosos-.

Su marido tenía razón. Ninguno de los dos quería dejar ir a Mikasa. La niña causante de su mayor felicidad en sus existencias.

—Madre —acaricio la piel de sus manos con delicadeza esperando a que ella dijera al menos una razón de tan drástica decisión; pero su madre no tiene respuesta, espera que su querido esposo sea quien libere la verdad de todo lo que sucedió gracias al nacimiento de la niña —. ¿Porqué me ayudan? ¿Por qué hacen esto?

No puede evitar que sus lagrimas expresen una mezcla de sentimientos de angustia, dolor y tristeza. Piensa que si debe irse dentro de cuatro días entonces quiere que sus padre vengan con ella. No sería justo abandonarlos porque si el pueblo era peligroso seguramente serían capaz de castigarlos por su culpa.

—Porque te lo debemos a ti. Tú impediste que nos asesinaran, hija mía.

¿A que se referían? Mikasa solo recordaba dos vidas en las cuales habían asesinado a sus padres también. ¿Acaso habían más reencarnaciones que no podía recordar?

NO ME AMES MIKASA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora