XV

18 2 0
                                    

Con cautela caminaron sobre los pasillos del túnel. Planeaban regresar por el mismo camino el cuál habían ingresado pero les resultó extraño que a medida que avanzaban, la oscuridad se apoderaba del trayecto. Como si alguien los acechara y la oscuridad los abrumara lentamente.

Dejaron el cuerpo de Jean tirado en el suelo, probablemente despertaría luego de media hora pero no viviría para contarlo. Porque Lucifer debía llevar a cabo la extinción del pueblo como el creador lo había dictado.

— Chicos ¿Tienen alguna idea por donde debemos escapar? —La voz de Mikasa rompió el silencio—. Hay que apresurarse.

Un  extraño escalofríos recorrió su cuerpo y eso no eran buenas noticias para ella. Cada que sentía esa clase de sensación lo único que se avecinaba era la muerte.

—¡Sshh! Habla bajo Mikasa —Murmuró Eren quien iba al frente. Tenía una daga en su mano derecha y con su mano izquierda sostenía una antorcha—. Todo está muy oscuro y esto no ilumina lo suficiente el camino ¿Ideas? —Dudó—. Armin necesito que estés atento a que nadie nos persiga.

—Esta bien —Contestó el rubio si  antes observar el estado de Mikasa iba; la azabache caminaba entre medio de ambos abrazándose a si misma, probablemente por el frío—. Falta poco, Mikasa.

—Alto... —El brazo de Eren se extendió para detener a ambos—. Creo que alguien viene, Armin tiene que haber otra salida que no sea esta.

—No sé de otra salida, Eren.

Exclama con un tono bajo en su voz, casi susurrando. Debía pensar con claridad pero ahora que estaba junto a Mikasa se le cruzó la idea que posiblemente ella si supiera una forma de escapar de los túneles y la iglesia.

—Yo si —Espetó Mikasa; Armin sonrió —. El templo donde de celebra las Misas, nadie está en ese lugar a menos que el sacerdote lo ordene.

—Perfecto —El ruido se hizo más notorio, evidentemente alguien venía por lo que debían actuar rápidamente quizás Jean había despertado pero lo dudaba porque depositó todas sus fuerzas en el golpe que le propinó sobre su nuca—. ¡Corran, ahora!

Sin dudar, lo que parecían pasos apresurados se convirtió en un trote el cuál no tuvieron más opción que correr siguiendo a la azabache. En todos los años que Mikasa trabajó como sirvienta en la iglesia, le permitió memorizar cada pasillo, los horarios en los cuáles los discípulos transitaban, quienes tenían acceso a las celdas y principalmente quienes poseían las llaves de las mismas  junto con las de la salida.

Sin embargo no podía evitarbun sentimiento de culpabilidad. Todo este riesgo era por su causa para protegerla de Petra y no quería que nadie terminara herido a pesar de que ese deseo era lejano.

Al momento de desmayarse tras el golpe en su nuca que Petra propinó, esas horas inconscientes fueron necesarias porque pudo recordarlo todo. Sus vidas pasadas. Su muerte y todo lo que hizo Levi para protegerla aunque desgraciadamente no tuvo éxito alguno. Lucifer también podía equivocarse así como ella y su creador.

¿Si moría de nuevo? ¿Si Levi no podía protegerla está vez? ¿Que pasaría con ella? No quería imaginarse a Levi tener que soportar una eternidad en soledad por su ausencia.

Si moría, sus padres no volverían a cielo y sus amigos perderían la vida; pero lo más dolorosa era confiar en que el plan tendría éxito porque si no lo tenía todo sería en vano.

A pesar de ello, tampoco olvidaba que debía encontrarse con su creador y decidir si debía mantenerse como ángel o vivir con Levi.

Solo faltaban unos metros para cruzar la puerta que llevaba al templo. Eren se adelantó para quedar frente a Mikasa ya que debían mantenerla a salvo como Erwin lo había ordenado. Ayudar a un ángel no era tarea fácil pero al tratarse de Mikasa harían lo que estuviese a su alcance.

NO ME AMES MIKASA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora