PRIMER ENCUENTRO: LEVI(LUCIFER) & MIKASA

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REINO CELESTIAL

La claridad celestial rodeaba el reino de los cielos acompañado de la pacífica paz que abundaba cada rincón del sitio. Todos cumpliendo sus respectivas tareas para con la humanidad, excepto un angel. Un miembro que destacaba por su lealtad y ahora se encontraba arrollado frente a su creador esperando su próxima orden.

Mikasa Ackerman, el angel destacado entre todos, la favorita del creador, una hija que adoraba inmensamente mantener la paz entre el reino y el mundo humano. Sorprendentemente Mikasa poseía la habilidad de devolver la fe a aquellos humanos que la perdían, ya sea por ateísmo o por alguna desgracia ocurrida en sus vidas. Sin embargo, jamás imaginaría que su próxima misión consistiría en aproximarse al peligro.

Un peligro denominado Infierno.

—Creador — espeta manteniendo su mirada baja—. No es mi intención cuestionar sus órdenes pero necesito saber si escuché correctamente sus palabras ¿Infierno? ¿Me pide que descienda al infierno?

—Si, pero no es necesario descender. Tu deber es esperar en las puertas del infierno y dar un recado al mismo Lucifer.

A su lado se encontraba Erwin posicionado de la misma forma. A diferencia de Mikasa, él esperaba otras ordenes por cumplir.

—¿Cuál es el recado?

—Curiosamente las puertas del infierno son cercanas a una aldea, se encuentran dentro de un bosque. En cuánto a las creencias de la aldea, las utilizan incorrectamente  — Mikasa presiente ser observada por su creador  pero por nada en el mundo levantaría su cabeza para corroborarlo—. Tu deber es convencer a Lucifer que sucumba la aldea lo más pronto posible.

Aquella orden la obliga a girar su rostro unos centímetros. Casualmente Erwin imita su acción provocando que ambos crucen miradas con expresión de asombro. Probablemente ninguno de los dos esperaba una orden tan cínica.

— Creador, sé que mi deber no es interferir en sus decisiones pero déjeme convencer a los aldeanos de volver a creer en su voluntad —sugiere esperando una respuesta que no consista en un cuestionamiento por desobediencia—. Son humanos, creador.

—Mikasa, hay cosas que ni el mismo humano puede prevenir —contesta—. Obedece y serás recompensada.

—Mi creador, yo no...

—Puedes retirarte.

Erwin zarandeó su cabeza a un costado, permitiéndole saber que por mucho que tampoco esté de acuerdo con esa decisión, debía obedecer sin titubear. Mikasa agradecía tener un compañero como Erwin con quién compartir sus inseguridades e inquietudes. Erwin, otro angel favorito del creador, se convirtió en su hermano. Una hermandad inquebrantable que ni un apocalípsis podía destruir.

—Claro, mi creador.

Se puso de pie, giró sobre sus talones y se dirigió a la salida; dejando a Erwin solo recibiendo órdenes de su próxima misión.

Se cuestionaba severamente cómo llevaría a cabo su misión. ¿Acaso esos aldeanos eran malas personas? ¿Por qué no le permitió convencerlos de seguir el paso correcto? Sin embargo, la duda que más merodeaba sobre su cabeza era a que se refería su creador cuando dijo <<Hay cosas que ni el mismo humano puede prevenir>> ¿Intento decir indirectamente que el ser humano se condena a sí mismo? No creía en esa idea tan absurda.

Como no quería continuar cuestionándose, abrió sus enormes alas blancas iluminadas por la luz celestial, las extendió completamente y finalmente se impulsó hacia arriba; retirándose de su hogar.

No tardó mucho en localizar la aldea y el bosque. No obstante, como no pertenecía al mundo humano y ellos no podían verla, tomó la decisión de indagar la razón de su condena. Caminaría entre los aldeanos, observaría sus hábitos y costumbres, escucharía pláticas e incluso ingresaría a la iglesia dónde el cristianismo era implementado como creencia. Su objetivo no era desobedecer las órdenes de su creador, pero su empatía por la humanidad era tan importante que prefirió seguir los instintos de su corazón antes de dejarle el recado a Lucifer.

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