La doctora miró con una sonrisa a la mujer que tenía delante. A punto de vivir el momento más bonito de su vida, con el pánico en la mirada, la respiración agitada y las lágrimas a punto de escapar de los ojos. Y luego, a su lado... su novia a punto de dar a luz.
No era extraño que la pareja de la persona que iba a parir estuviera nerviosa, pero los ojos de esa chica sólo denotaban pánico bajo su flequillo. Y es que, ciertamente, Jimin estaba muy asustada. Había pasado siete meses preocupándose por Minjeong y por la salud de su bebé, comprándole vitaminas, cuidándola, apuntando todas las citas médicas en un calendario, yendo al supermercado de madrugada para aliviar sus antojos y leyendo libros de maternidad. Pero todo había sido fácil. Seguro. Nada que ver con el caos de un parto. Jimin no quería, pero no podía evitar pensar en todas las cosas que podían salir mal, y el simple pensamiento de perder a Minjeong, incluso al bebé, la hacía perder la cabeza.
Y verla allí, con las gotas de sudor bajándole por las mejillas, los dientes apretados y las venas del cuello sobresaliente la hacían querer desmayarse. De hecho, estaba a punto.
-Continue así, señora Kim - animó uno de los enfermeros implicados en el parto.
Jimin apretó su mano.
-Vamos, Min, un poco más.
El grito de Minjeong quedó interrumpido sólo para lanzarle a su novia una mirada de odio. Jimin tuvo que tragar saliva.
-Cállate, Yu - gruñó. Jimin temió por su vida; Minjeong sólo la llamaba como en los viejos tiempos, por su apellido, en dos circunstancias. Una de ellas, tremendamente más divertida que esta, y otra cuando... Bueno, podía darse por muerta -. No voy a dejar que me vuelvas a tocar nunca más. No pienso volver a pasar por esto.
Incluso ella misma sabía que lo que decía era mentira respecto las palabras salían de su boca, pero dolía demasiado como para pensar.
-Pero si yo no...
Al ver la mirada de su novia, Jimin decidió que era mejor cerrar la boca. Continuó apretando su mano, sin atreverse a asomarse, manteniendo los ojos en la cara de su... novia. Jimin se maldijo a sí misma. En cuanto aquello pasara, lo primero que iba a hacer era convertir a Minjeong en su mujer. Tal vez cuando su hija creciera lo suficiente como para llevar los anillos.
Hacía unos meses que sabían que el bebé que esperaban era una niña, y aunque este hecho no cambiara demasiado nada de lo que tenían pensado o planeado, Jimin no había podido evitar echarse a llorar. Una niña igual que Minjeong, un poco como ella. No sabía si otra personita como Minjeong iba a acabar por volverla loca, pero era riesgo que estaba encantada de correr.
-¡Ya casi está! - exclamó el enfermero. Jimin se mareó al ver que la sangre llegaba hasta su codo.
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The great 12 - Winrina/Jiminjeong
FanfictionSin saber el motivo, los hijos de los dioses Olímpicos son citados en Grecia sin explicación previa. Los titanes han escapado, y sus padres han sido recluidos en el Olimpo. Los semidioses tendrán que aprender a trabajar juntos entre escarceos sexual...