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Las aguas volvían a la normalidad, las pequeñas olas golpeaban las rocas y el viento soplaba con fuerza. Solar sonrió de lado al no hallar alguna señal de ambas mujeres y haciendo un gesto a los soldados, se retiraron dejando a Jael solo.

_Vamos, vamos, vamos - Jael murmuraba nervioso - puedes hacerlo...- los segundos pasaban y las esperanzas se iban yendo - maldición - se quitó el cinturón rápidamente y lo tiró junto a su espada.

Retrocedió solo unos cuantos metros y corrió hacia adelante saltando con mucha fuerza. Jael iba cayendo cuando notó a Rosé salir a flote junto a Jisoo. Su gesto de sorpresa se hundió junto con él dentro del agua.

Ambas jadeaban quitando el cabello mojado de sus rostros. Rosé aún sostenía el cuchillo con el cuál había cortado la soga. Por suerte siempre llevaban su espada y una navaja para protegerse.

De inmediato Jisoo la atrajo en un fuerte abrazo y se aferró a ella, aún sentía miedo y temblaba levemente. Rosé escuchó sus leves sollozos y la abrazó igualmente.

Jisoo alejó su rostro y ante la sorpresa de Rosé volvió a besarla con fuerza.

_Ya me dieron ganas de hacerte mi esposa - pronunció Jisoo entre lágrimas, haciendo reír a Rosé.

_Eso sonó muy intenso.

_El amor es intenso - sonrió sobre sus labios, pero lentamente su sonrisa fue convirtiéndose en una de tristeza - gracias por salvarme...

_No podía dejarte morir - acarició su mejilla - nadie me quitará mi único romance que tuve hasta ahora - volvió a ver esa sonrisa en Jisoo - me gustas mucho, Jisoo.

_Tú me gustas desde que te ví cruzar con tu caballo frente a mi tienda - recordaba mirándola a los ojos.

_¿Están bien? - Jael se acercaba nadando.

_¿Qué haces aquí? - preguntó Rosé con extrañeza.

_Me caí - respondió Jael con una sonrisa nerviosa - puedes quedarte en mi casa mientras esperamos a encontrar una solución - aconsejó - no debemos arriesgarnos a que te vuelvan a atrapar.

_Está bien - Jisoo asintió - gracias.

***

Jennie dormía en su habitación, se había quedado dormida esperando a Lisa pero ella no había vuelto. La puerta fue abierta con cuidado y detrás se asomó Moonbyul. Ingresó en silencio y cerró la puerta, yendo a pasos tranquilos hacia la castaña.


La observó durmiendo y suspiró, quería ir al pueblo en su compañía para mejorar su reputación que se crearon después de la pelea. Sus heridas aún se veían cicatrizando y los moretones eran muy notables.

Hizo a un lado las sábanas y se sentó con mucho cuidado a su lado, comenzando a pensar en qué hacer para mejorar su relación, no quería soportarla con ese humor todos los días.

Moonbyul se tensó cuando Jennie la abrazó entre sueños y se acurrucó en ella. Se removió nuevamente y Moonbyul no sabía cómo reaccionar cuando descansó su mejilla en su pierna.

Moonbyul tenía las manos levemente levantadas sin querer tocarla y veía desconcertada la tranquilidad con la que Jennie dormía. Sus ojos viajaron por sus facciones y Moonbyul comenzó a tranquilizarse, mirándola curiosa. Observó sus pestañas, sus mejillas, su nariz tan pequeña, aquellos labios pequeños y rosados. Bueno, debía aceptar que no era alguien desagradable. Era alguien...bonita.

Sus manos, dudosas, fue bajando lentamente, una de ellas posando sobre el hombro de Jennie. Moonbyul suspiró y se resignó a estar así mientras volvía a sus pensamientos. Se casarían el día siguiente y debía mejorar su relación, pero con aquella pordiosera sería más difícil que logre llevarse bien con Jennie.

La Princesa y...¿Lisa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora