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Los minutos pasaban y decidieron avisar a Rosé sobre la desaparición de Pan. La cocinera había dió a la tienda de Jisoo y la pelinegra también decidió ir a buscarlo. Rosé decidió ir a los lugares más escondidos del palacio y observó a lo lejos aquella gran casa donde estaban las tumbas de los antiguos reyes.

Todos tenían prohibido ir allí, solo familiares podrían hacerlo. Se preguntaba si Pan estaría allí, estaba escondido por detrás del palacio y tenía que cruzar alguna especie de laberinto para llegar. El sol apenas alumbraba ese pequeño campo por lo altos árboles.

Decidió retirarse y respetar, cuando sus pasos frenaron al escuchar algo romperse, seguramente un jarrón. Se apresuró a acercarse al creer que era un ladrón y sacó su espada con firmeza.

_¡¿Quién está dentro?! - preguntó en un grito desde fuera, escuchó pequeños rasguños en la puerta de madera y fuertes chillidos - ¿Pan? - preguntó confundida. Observó a sus pies y debajo de la puerta, por una pequeña abertura, una pequeña patita salía pidiendo ayuda.

El hombre se mantenía nervioso a un extremo, buscaba dónde esconderse o si seguir intentando matar a esa rata. Para su sorpresa, el roedor subió por su pierna y mordió rápidamente su cuello, haciéndolo gritar.

_¡¿Quién está allí dentro?! - Rosé intentó abrir la puerta, pero estaba atascada - ¡Pan! - gritó al oír un fuerte chillido.

Rosé empujaba con su cuerpo la puerta, el hombre mantenía nervioso la navaja en el cuello de Pan, indeciso si matarlo. Pan simplemente tenía los ojos cerraron y temblaba, esperando lo que sea su destino.

_¡Pan! - Rosé golpeaba con más fuerza, la puerta ya estaba semiabierta.

_¡PERMISO! - Jisoo mandó a volar la puerta al aventarse como si fuera una bola de metal. Cayó en todas esas cajas y terminó de cabeza contra la pared. Rosé la veía anonadada, ni la había visto acercarse - no dolió - Jisoo se quitó la caja de la cabeza, extrañada - ¡Ay no, sí duele! ¡Sí duele! - se retorcía en el suelo.

Rosé observó al guardía principal de la reina y frunció los ceños incrédula, pero mantuvo su espada en alto al ver lo que estaba a punto de hacer. El hombre dirigía su mirada a Rosé y a esa asquerosa rata, si lo mataba ahora ya no sabría cómo defenderse.

_Baje a ese animal - ordenó Rosé con voz dura, ella estaba por encima de poder, era la consejera real y él solo un soldado. Pero el mayor estaba indeciso - ¡baja a ese roedor si no quieres que te mate ahora mismo!

El hombre, a pesar de su miedo de que ese animal diga algo, abrió su mano y Pan cayó al suelo, no tardó en correr hasta Rosé y subir a su hombro. Jisoo llegó a su lado con la espalda doblada y quejándose, hasta que vió sangre en la cola de Pan.

_Está herido - señaló.

_¿Qué es lo que estabas haciendo? ¿Qué pretendías con matar a ese roedor? Sabes perfectamente de quién es, ¿Por qué lo harías? - interrogó al mayor.

_Y-yo...- estaba nervioso - no sabía que era él...pensé que era otro...

_¿Otro? Nunca importaron los otros y pocas veces se a visto a uno dentro del palacio. ¿Estás escondiendo algo? - preguntó, Rosé era alguien analítica - ¿Acaso Pan vió algo?

_N-no...yo solo...

Pan chilló saltando a la mesita de al lado, señalaba el libro y el hombre negaba comenzando a sudar.

_Jisoo - la pelinegra le prestó atención - toma ese libro.

_¡No, por favor! - vieron extrañadas al mayor cuando este se arrodilló - ¡Es el libro de la reina, nadie tiene que leerlo! ¡Ella me mandó aquí para esconderlo y como ese animal lo vió, no tenía más opción!

La Princesa y...¿Lisa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora