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Los días pasaron, aún no había notícias de Moonbyul y de Pan, seguramente ya habrán llegado al segundo pueblo. Mientras tanto el reino estaba siendo vigilado desde las torres más altas, estaban listos ante cualquier ataque sorpresa.

En el segundo pueblo los enemigos ya habían llegado, lamentablemente los pueblerinos no pudieron hacer nada y todos habían sido asesinados, incluso los animales. Los soldados del reino Kim habían luchado hasta sus últimos alientos, pero los enemigos eran más.

Los cuerpos seguían regados en las oscuras calles, algunas casas aún seguían en llamas, todo estaba completamente destruído. Moonbyul veía aterrada todo lo que habían hecho, estaba escondida entre las rocas de la montaña cercana, estaba en la altura perfecta para tener la vista de los soldados de su padre, reunimos en un pequeño campo libre, comiendo de manera tranquila, como si no hubieran hecho una masacre.

La fogata estaba en medio, habían cocinado a las ovejas y cerdos. Parte de los cadáveres de aquello animales estaban tirados en conjunto a un lado. Moonbyul observó la luna, ya era de madrugada, muy pronto quedarían dormidos y ella debía aprovechar.

Pan recién iba despertando, se sentó medio moribundo y su pelaje era un desastre, sus ojitos apenas de abrían y miraba a Moonbyul sin entender.

_Por fin despiertas - Moonbyul susurró - ten - le dió un pedazo de manzana, Pan lo sostuvo confundido - come, tenemos trabajo por hacer.

Después de que ambos comieran, ahora Moonbyul le enseñaba a Pan cómo sostener el dardo, tenía que tener mucho cuidado en no tocar la punta. Moonbyul ató un pequeño tubo en su espalda y dentro colocó dardos utilizando un trapo.

Moonbyul se asomó detrás de la roca y la mayoría ya estaban dormidos, habían muchos soldados haciendo vigilancia. Moonbyul regresó su vista a Pan y se sentó apoyando su espalda en la roca, suspiró profundo y tomó el tubo que había hecho para ella.

_Bien, ¿Podremos con trescientos soldados? - preguntó a Pan, él negó temeroso - yo tampoco lo creo - tragó nerviosa - pero si solo tú regresas al reino, dile a Iu que me gustaba, ¿Sí? - Pan asintió, pero él tomó una ramita y comenzó a escribir, dejando extrañada a Moonbyul - ¿Lady? - Pan asentía - ¿Le digo que la querías? - asentía - vaya, hasta las ratas se enamoran - pronunció con confusión - está bien, le diré en caso te hagan rata frita - Pan se puso en posición - bien...- respiró profundo - aquí vamos - giró a la derecha, preparándose - suerte.

Ambos salieron a escondidas, Moonbyul tomó el camino cerca a los árboles y rocas, Pan se dirigió por el campo de hierba, se camuflaba perfectamente al ser muy pequeño. Llegó frente a un soldado dormido y usó su cuerpo como cubierta. Se inclinó un poco dejando caer varios dardos y con mucho cuidado tomó una. Vió temeroso la punta roja, lo que significaba veneno. Moonbyul no había visto a ningún conocido así que era mejor matarlos, Pan entendía que así eran las guerras y que ellos mataron a muchos inocentes. Tragó nervioso y se acercó al cuello del hombre, apuntó directo a su vena y cerrando los ojos, clavó con fuerza.

Pan retrocedió asustado ante el gemido del hombre, pero el veneno actuó tan rápido, que lo dejó paralizado. Pan observó como lentamente sus ojos se cerraban, dejando salir un último aliento. Rápidamente tomó otro dardo y salió corriendo a dos patas al siguiente hombre.

Moonbyul llegó al árbol más cercano y observó a los que caminaban. Tomó el tubo más delgado y colocó el dardo teniendo puesto un guante. Esperó que el guardia más cercano le dé la espalda y apuntó al que dormía. Sopló con fuerza, tratando de hacer el menos ruido, el fuerte viento la ayudaba a pasar desapercibida.

El dardo cayó directo en la mano del soldado que dormía, el resultado fue el mismo, el hombre murió a los pocos segundos. El guardia volvió a girar y Moonbyul se escondió de inmediato, el guardia no se percató de nada, todos seguían durmiendo.

La Princesa y...¿Lisa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora