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¿Me sentía feliz? No lo sabía, estaba confundida y en mi cabeza solo se repetían los días que estuve en la arena luchando y sobreviviendo.
Eran 23 razones para no querer volver a pasar todo esto.
Fui sacaba de la arena por agentes de la paz y me transportaron de nuevo en el contenedor.
El ambiente era diferente estando sola, ver vacío el espacio restante hizo que mi corazón se estrujara. De 24 solo regrese yo.
Baje después de un rato cuando abrieron las puertas dejando ver a un hombre encogido y cubierto de piel flácida. Parecia dopado con morfina , tenía la apariencia de un sonámbulo, con ojos soñadores, barba cubriendo la mitad de su rostro, un corte de pelo muy corto y un traje impecable.
—¡Por fin puedo conocer a la impecable, Onyx Gaunt!— exclamó.
No era buena señal.
Fui tomada por dos agentes de la paz llevándome a un salón apartado, estaba sola hasta que una mujer entró, no la había visto jamás durante mi estancia en el zoológico, era claro que no, esta se veía rara.
Sin avisarme comenzó a tocar mi cuerpo por todos lados y a buscar en cada zona posible.
No podía decir nada, aquí no tenía voz ni voto era como una regla en el capitolio.
Guarde silencio
Es humillante.
Malditos bastardos.
Ella toco hasta encontrar algo, era una revisión exhaustiva. Sentí como metió su mano entre mi pecho y el vestido y sacó la polvera de Coriolanus junto con mi pañuelo.
Su acción me tomó por sorpresa, más el echo que se tomara libertades para buscar en donde quisiera.
Ella alzó una ceja y me dio un vistazo rápido antes de salir de la habitación. La puerta fue abierta y entró el hombre que me recibió.
Jalo una silla de la mesa de madera que se encontraba ahí, hizo un gesto para que yo me sentará en la otra, le hice caso sentándome, su vista seguía fija en mi. Trague en seco esperando que iniciara una charla, me podía recriminar por hacer trampa, incluso podía pedir que me ejecutarán por lo mismo.
¿Habrá sido intención de Coriolanus que esto pasara?
¿Fue una trampa?
—Onyx Gaunt— Negó con la cabeza.— Sabía que había algo raro, no peleaste, el camino lo tenías muy fácil, en tu distrito no hay mucho para que tú sepas.
Mis manos estaban por debajo de la mesa, jugueteaba con ellas por nervios a lo que fuera a pasar.
—Jugaste sucio y lo sabes, hay conse consecuencias para ello ¿Estas enterada?— Negué— Ya veo... Onyx, Onyx Gaunt, ¿Que hay de tu segundo apellido?
