¿Qué pasa?
Sara intentó concentrarse por quinta vez esa mañana, pero no pudo. Leía sin comprender nada, y si volvía a leer, el resultado no cambiaba. Estaba bloqueada, y todo lo que intentó hasta ese momento no funcionó. Raúl les había encomendado que hicieran una auditoria a los procedimientos del nuevo proyecto, revisar que se cumplieran todos los requisitos legales, y sugerir cambios concretos si fuera necesario. Sergio ya había redactado una página y media de comentarios, mientras que la hoja de Sara seguía en blanco. Eso la frustró y lo expresó con un chasquido la lengua cuando volvió a reiniciar la lectura.
-¿Qué te pasa? – preguntó su compañero apartando el documento que revisaba.
-No logro concentrarme – explicó la chica.
-¿Es por algo de la otra planta? – indagó Sergio.
-Sí...
La otra planta era la clave para referirse a Emma sin mencionar su nombre. Sergio era el único dentro de su grupo laboral que ya sabía lo de ellas dos, ya que era su amigo más cercano en el trabajo. Sara se lo había contado todo apenas pasar la noche con Emma por primera vez: lo del tiempo muerto que se habían dado, lo de la propuesta de Maite y también lo de que la había rechazado para intentar algo con Emma.
Cuando supo de dónde se conocían Emma y Sara, Sergio se propuso intentar no imaginar mucho todo aquello porque no podría mirar a la cara a Emma nunca más después de saber que ella y su amiga habían follado salvajemente dos años antes, y en qué circunstancias. No podría controlar la impresión y acabaría notándosele.
Llevaba unos días viendo a Sara distraída, y hoy más bien completamente absorta en otra cosa.
-¿Ha pasado algo? – quiso saber.
-No, no realmente...
La respuesta fue muy poco convincente, y la llegada de Rafael interrumpió la conversación. Mientras Rafael se ponía a hablar, Sara repasó mentalmente las últimas semanas. Ella y Emma habían empezado a pasar todo el tiempo libre juntas, y si se cruzaban en el trabajo, solo se lanzaban alguna mirada y poco más. Dentro del recinto nada; fuera del recinto, mucho y nada también.
Era cierto que había descubierto cosas que le encantaban sobre Emma, como que su película favorita de Disney era La bella y la bestia, aunque Moana también entre las más recientes. Por eso de la isla con lo que Emma se identificada siendo de Mallorca. A Sara le gustaba Mulán, y también La bella y la bestia. A veces se parecían mucho, a veces nada. Como cuando Emma le dijo que le encantaba jugar videojuegos, pero Sara apenas había jugado alguno en su vida.
Su memoria se llenaba de pequeños detalles, nuevas experiencias y la repetición de las buenas costumbres, así como de las sensuales. Hacían el amor mucho más de lo que hubiera considerado posible, pero Emma era tan pervertida como perfecta. Lo sentía cada vez que la veía alzarse sobre su cuerpo y mostrar su lado más primitivo, lo encendía de una manera abrumadora. Cuando la miraba mientras se movía sobre ella, Sara estaba segura que nadie la había deseado tanto en la vida.
Aunque le encantaba lo que sentían y cómo se sentía el día a día con Emma, también estaba preocupada. Especialmente porque desde la primera conversación con la rubia, notó que evitaba cuestiones relacionadas con su pasado. En específico, evitaba hablar de su relación pasada. Por más que intentó indagar más sobre esas heridas no sanadas, Emma siempre se negaba a profundizar, diciendo que eran cosas del pasado. Sin embargo, la veía martirizarse. En los últimos días, habían tenido noticias de la ex novia de Emma, y aunque como estas cuestiones la perseguían, no se dejaba acompañar. Era como si quisiera mantener a Sara lejos de todo aquello.
ESTÁS LEYENDO
Le faltan días al verano
RomanceEmma está cansada de sus días de agosto, hasta que tiene un encuentro que cambia su perspectiva del verano. Romance, LGTBI. Es una historia original. Contenido ADULTO. #Historiaoriginal #romance #lgtbi