CAPÍTULO 9

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OSCURA TENTACIÓN

Aitan

Su amiga Valerie me dijo que eligiera algo que no terminara ignorado en el bote de la basura, o destrozado por su bestia rabiosa de cuatro patas de una manera que definitivamente no sería accidental o, en el más amable e improbable de los casos, olvidado intencionalmente en el rincón más oscuro de su armario.

Me encontraba desayunando en la cafetería del campus con Ezra escuchando el parloteo de Dayana cuando escuche a los amigos de Jill sentados en la mesa contigua decir:

—¿Está segura de haber buscado en todos los rincones de su departamento? —preguntó Valerie.

—Ya, dice que no aparece por ningún lado, aunque yo tengo la hipótesis de que probablemente se lo tragó esa bestia peluda que tiene por mascota —agregó Eduardo con ligera ironía mientras le ponía otro sobre de azúcar a su café.

—Ni hablar, tocó llevarlo al veterinario para que le de un fuerte laxante, pero, ¿Te refieres al collar que le regaló su padre cuando era niña?

—¿Por qué crees que está armando tanto alboroto? Ni siquiera por perder la belleza que le obsequió ese hombre tan sexy que tiene por amigo estaría tan preocupada. 

En ese momento una mueca de rabia se formo en mi rostro ante la sola idea de pensar que ella podía fijarse en alguien más, alguien que en el fondo se que nunca llegaría a quererla tanto como yo, sabía que tenía que hacer algo.

Era mi deber cuidarla inclusive de sí misma ya que detrás de esa coraza se encontraba alguien frágil deseando ser amada y protegida así que una idea cruzó por mi cabeza y supe que este era el pretexto ideal que había estado esperando para acercarme a ella y quizás sumar puntos a favor.

Me propuse esperar a Valerie al término de la segunda hora y pedirle que me acompañara a la joyería ubicada en el centro comercial ya que, de todos sus amigos, era la única que sabía que no se negaría o haría mofa de mi petición, lo último que quería era equivocarme al elegir el obsequio perfecto.

¿Qué tan difícil podía ser hacerle un regalo a Jillian? Pasé horas encerrado en ese lugar intentando buscar algo digno de ella hasta que finalmente logré encontrarlo. 

Pasa del medio día cuando estoy de regreso en el campus mientras camino cerca del helipuerto. Es miércoles, sé que de un momento a otro, no tardará en pasar por aquí así que me dispongo a esperarla; suele ser un lugar tranquilo para saltarse las clases mientras los más estirados y ricos de la academia llegan en sus helicópteros privados.

No puedo ocultar que estoy nervioso, es de las pocas mujeres que han logrado intimidarme, soy incapaz de negarlo, sin embargo no estoy dispuesto a darme por vencido tan fácilmente.

Después de breves instante la veo aparecer a la distancia; luce una hermosa minifalda a cuadros, sus botas largas y su abrigo largo color marrón mientras las ondas de su cabello se mueven al compás del viento, en una mano sostiene su bolso y en la otra un par de libros.

En cuanto me ve, me ignora y pasa de largo sin embargo solo ha dado un par de pasos delante de mí cuando la intercepto.

—¡Hey! Hola, creí que me habías visto estaba esperándote.

 —¿Y como por qué tendría que saberlo?

—Tienes razón que idiota soy, no te preocupes —expreso haciendo un ademán con la mano, mientras continúo hablando, sonando más nervioso de lo que me gustaría—. ¿Te molesta si te acompaño?

—Si te dijera que sí, de todas formas lo harías, así que haz lo que quieras —expresa con su característica indiferencia, sin embargo puedo observar que esta vez no está a la defensiva, así que comienzo a caminar a su lado.

Cuando el infierno se viste de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora