Capítulo Diez: Anubis

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Yeni POV


Capítulo Diez



Por alguna extraña razón, por primera vez comencé a  contemplar la situación en la que me encontraba enredada. La realidad parecía caerme como un balde de agua fría logrando paralizarme de miedo. El estar rodeada de parcas esqueléticas, algunas con piel putrefacta, otras estaban completamente en los huesos  mientras me rodeaban en aquel castillo invadido de oscuridad y murmullos de almas recién muertas, causaron una crisis nerviosa que tuve que contener en mis adentros. 

Ver a Azrael, la Muerte misma, parado a unos metros de distancia aun me perturbaba, aunque por ahora portaba un rostro bellísimo capaz de enamorar al ojo mortal con solo verlo me hizo temblar.  Y Edward. Mi ángel, con sus alas inmensas y de un blanco etéreo que parecía soltaban destellos brillantes a su alrededor. Describir las facciones que adornaban su rostro era una tarea difícil para mi, al ser tan perfecto e inusual me cuestionaba si era real o estaba atrapada en algún tipo de sueno o alucinación por los golpes que recibí en el accidente.

Pero ¿En verdad todo esto estaba ocurriendo?

¿Me había vuelto loca?

¿Estaba muerta?

¿O estaba atrapada en una horrible pesadilla?

—Mmm, ¿Quién mierdas es Anubis?—cuestioné, tratando de mantener la calma ante el ataque de ansiedad que amenazaba con someterme en cualquier momento. 

Hice una expresión de preocupación y asombro. Mi pregunta había escapado de mi boca antes de que pudiera morderme los labios para frenar mi imprudencia descarada. 
Guardar mis ocurrencias nunca había mi fuerte, ante la situación contemple que era necesario comenzar  a hacerlo—más en la situación que me encontraba.

Pero la pregunta iba más allá de lo que podía expresar, mis labios únicamente pudieron formarla al sentir como me invadía una duda enorme y sobre todo como me atormentaba un tipo miedo que jamás había experimentado.

Azrael y Edward me reprendieron con la mirada, parecían asombrados al no poder creer la audacia apenas contenida en mi pequeño cuerpo de uno cincuenta centímetros. 

Malaquías—la parca más cercana y leal a Azrael, era la misma paraca a la que le había dado el pisotón—puso su dedo huesudo sobre mis labios mientras hacía un sonido de desaprobación.

—Niñita, nunca le faltes al respeto a un Dios y menos a un Dios egipcio.— Malaquías me amonestó, y al hacerlo, olí el hedor de su aliento putrefacto entrar por su nariz entrando directamente a mis pulmones, cerré los ojos y traté de evadir la ola de nausea que me invadió.

—Tenemos que descender. Anubis está más allá de lo que tengo permitido traspasar. Al ser un Dios de otras creencias se le dificultará menos resolver nuestras dudas. —dijo Azrael, volteando su mirada hacia mi.— Tenemos que examinar el alma de tu mortal.

—Ella no es mía, no me pertenece. Así que no le hables de esa manera, Azrael.—vocifero Edward, amenazando al amo de la Muerte sin ningún suspiro de temor o debilidad en su tono. 

Azrael volteó los ojos, y después fijo su mirada en mi. Seguí su mirada por todo mi cuerpo, observaba cada curva de mi cadera y de mis piernas lentamente. El accidente había destruido casi por completo mi vestido rojo, se encontraba tan roto al punto de dejar poco a la imaginación. Lo restante del encaje que quedaba intacto abrazaba mi figura, haciéndola resaltar, lo que causaba que la tentación invadiera la mirada de Azrael al observarme detalladamente. 

Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora