Capitulo Tres: Ángel del caos

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Ezrael/Edward POV


Capítulo Tres

Ser un ángel del caos no era una tarea fácil. Hacer el llamado a la Muerte, ocasionar tragedias, crear destrucción y planear constantemente accidentes en la vida de los mortales era mi pan de cada día.

No tendría por qué conocer el remordimiento o sentir culpa por hacerlo. Los seres como yo no habíamos sido bendecidos con la capacidad de experimentar emociones; eso era cosas de mortales.

Estaba en mi naturaleza—mí deber era ir por el mundo y hacerlo arder a mí antojo. Aun así, había una pequeña parte en mí ser que no disfrutaba hacerlo. El ocasionar constante dolor me era cada vez más difícil, pero no era como si pudiera contarle a alguno de mis hermanos.

En ocasiones, lo único que quería hacer era huir de todo. Esconderme en un lugar remoto y no saber nada más de la humanidad y su mundanidad. Pero un ángel como yo no podía simplemente escapar de su deber—de su manda divina. Las consecuencias iban más allá de mí conocimiento—y no estaba dispuesto a descubrirlas.

Podía escuchar las almas de los mortales, llamándome, rogándome por llevar el caos a sus vidas. No sabían lo que hacían al hacerlo.
Esbocé una sonrisa sarcástica. Rogaban por el caos y cuando llegaba, siempre rogaban para que me alejara cuando llegaba a sus vidas.

Me encontraba sentado en cuclillas a la orilla de uno de los edificios más altos de la ciudad, tranquilamente observando a los mortales estancarse por largos periodos de tiempo en el tráfico ajetreado

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Me encontraba sentado en cuclillas a la orilla de uno de los edificios más altos de la ciudad, tranquilamente observando a los mortales estancarse por largos periodos de tiempo en el tráfico ajetreado. Observaba a las personas caminando aprisa o paseando por las calles, parejas tomadas de la mano apurándose a llegar a casa; cuando lo sentí. En lo más profundo de mi ser—el caos me estaba llamando.

Me puse de pie, suspiré hondo y extendí mis grandes alas blancas. Dí un salto al vacío mientras seguía el llamado, podía sentir el viento acariciando mí cabello negro camuflado con la noche, y lo despeinaba un poco.
Observé mí reflejo en el polarizado arquitectónico de los rascacielos que esquivaba al volar.

 Observé mí reflejo en el polarizado arquitectónico de los rascacielos que esquivaba al volar

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Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora