Capítulo Dieciséis: Ángel Guardián

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Edward/Ezrael POV

Capitulo Dieciséis 


No tenía ni la menor idea de porqué Alisandrel había aceptado formar parte del enredo en el que estábamos metidos. Había hecho un trato con Azrael para salvar a Yeni a espaldas de Padre. Sabía que ella era cercana a él, una de sus ángeles favoritas. Pero al haber cometido un error merecía un castigo ejemplar de su parte, cosa que quería evitar a toda costa dada la gravedad de la situación.

Ahora tanto Alisandrel como Azrael y yo corríamos un grave peligro de ser condenados a las llamas eternas del infierno si Padre llegará a enterarse de todo esto.

No quería enfocar mis pensamientos en todas las posibles consecuencias que le ocasionarían a Yeni, la única inocente en todo esto. Al ser una mortal me preocupaba que padre le hiciera pagar de alguna otra manera que implicara dolor.

Alisandrel tenía dos opciones, y ninguna de ellas incluía el renunciar a su cargo como ángel superior y aceptar bajar de rango para convertirse en ángel guardián de Yeni, Azrael me había ayudado a convencerla que la mejor opción era que yo tomara ese puesto. 

Milagrosamente, el plan que le habíamos propuesto sonaba algo prometedor, yo tendría que hacerme cargo del bienestar de la mortal que había revivido y por la cual había prometido darle mis alas a la Muerte.

En el rostro de mi hermana podía leer que todo esto le resultaba tan bizarro , lo mejor que podía hacer era tratar de enmendarlo tan rápido cómo pudiera y regresar al reino de los cielos, y claro, rezar para que Padre no se enterará de nada ni de que ella formaba parte de esto.

Alisandrel la invadió la sensación de que estaba siendo observada, como si pudiera sentir la caricia sutil que la mirada profunda de Azrael tenía puesta en ella: despistadamente lo espió con el rabillo del ojo y pudo ver que sus ojos estaban fijados en ella. Pensó que al mirarlo de vuelta el miraría a otro lado.

Cosa que no sucedió, ya que, aunque Alisandrel le lanzó una mirada altiva para disuadirlo a alejar la mirada y deseando que la dejará en paz: el terminó ignorando sus deseos por completo, y permaneció observándola con la mirada oscurecida de una emoción que tanto la ángel rubia como yo desconocíamos.

—Perdóname, no era mi intención incomodarte. —se disculpó Azrael, acercándose cada vez más a ella.

Se encontraba de pie mientras recargaba su peso en su hoz.—Es tan cansado portar tantos músculos,—le dijo. —Ademas, temía asustarte con mi forma esquelética.

Alisandrel no estaba interesada en entablar una conversación con él, aunque su tono altanero había cambiado por uno más gentil y atento. —Si, es muy incomodo ver un esqueleto de cerca. 

—No es frecuente el tener en mi castillo a un ángel superior como tú.

—Bueno, eso es obvio. —replicó Alisandrel.

Azrael parecía satisfecho con el cambio de comportamiento de Alisandrel.—Creo solo haberte visto un par de veces desde la creación. Aun así, nunca olvidaría un rostro como el tuyo.

Alisandrel se inmutó.  Como si fuera un hecho que nunca nadie había olvidado quien era ella.

—No puedo decir lo mismo de ti. Creo que solo recuerdo tu forma real y tu...—dijo mientras apuntaba a su hoz. —Desgarrador de almas o como sea que le llames.

Azrael lucía ofendido al escuchar que se refería a su preciada guadaña con tanto desprecio. La acercó a su cuerpo, como si se disculpara con ella. —Recuerdo haber escuchado tu nombre. —comentó Azrael, tratando de alargar la conversación.

Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora