Capítulo Seis: El beso de un ángel

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Ezrael/Edward


Capítulo Seis


Tenía que huir lo más rápido posible. La Muerte venía a reclamar lo suyo, y no se iría sin hacerlo, no importaba que tanto luchara contra él—no era mi lugar guardar el alma de un mortal de su destino.

La pequeña alma de la hermosa mortal que cargaba en mis brazos se apagaba con cada segundo que pasaba.

¿A dónde podía llevarla?

No había manera de evitar a mi hermano y ciertamente no podía esconderla de sus garras. Escapar de ella era una tarea fútil, una vez que el nombre de un mortal estaba escrito en el libro de las almas de Azrael, no había poder absoluto que pudiera borrarlo.

Miré a los ojos cerrados de Yennifer, sus facciones cálidas y suaves se tornaban glacial al tacto aunque la cubriera con el cobijo de mis brazos, no podía volar por mucho tiempo con una sola ala fuerte. Azrael me había lastimado demasiado la otra que parecía le iba a perder. 

La miré un instante, limpié una lágrima que escapaba de la mejilla de Yennifer.

No era una mortal, ni simplemente una joven. Yo ya sabía su nombre y ella era dueña de su único beso robado. Era mi ladrona de besos.

Yeni

Yeni

Yeni

Al pensarlo cayó en mi una enorme culpa. Una tumba más a mi nombre. No podía imaginarla debajo de toda esa tierra y en un lugar tan frío como lo es la muerte.

Pero, ¿Perderlo todo por ella?

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Pero, ¿Perderlo todo por ella?

¿Valía más un alma mortal que mi existencia?

Yeni temblaba en mis brazos, el frío de la noche abrazaba cruelmente su cuerpo herido.

Decidí bajar de entre las nubes mientras las estrellas se escondían en el cielo,

Observé el cielo, temeroso de encontrar a Azrael en el. Cuidaba cada centímetro de la azotea del edificio vacío en el que aterricé, escaneando cuidadosamente a cualquier indicio de peligro. 

Pero solo era cuestión de tiempo para que llegara Azrael.

Tomé a Yeni entre mis brazos y la recosté en mi regazo mientras el hilar de las parcas a lo lejos anunciaba la llegada de lo inminente—estaban apunto de cortar la línea de vida Yennifer con sus garras.

Podía sentir como su alma se debilitaba al acercarse Azrael. Su alma se estaba apagando en su pecho, y su hilo de vida  estaba a punto de romperse, estirándose poco a poco hasta que Azrael lo cortará con su hoz afiladamente despiadada.

Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora