Capítulo Cinco: La chica que engañó al destino

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Ezrael/Edward POV


Capítulo Cinco


No podía dejar de tocar mi mejilla

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No podía dejar de tocar mi mejilla. Trataba de guardar el calor que su beso había dejado en mi piel. 

Una mortal acaba de robarme un beso, pensé.

Podía verla alejándose de mi entre la multitud de personas que estaban bailando. Le llamé por su nombre pero la música ahogaba el sonido de mi voz.  Mi mano se encontraba levantada, como tratando de alcanzarla, pero aunque trataba—no podía alcanzarla 

¿A dónde se dirigía? 

¿La iba a volver a ver? 

¿Por qué había despertado tan fervientemente mi interés?

Me sentí un poco mal al mentirle, pero, un ángel jamás debe revelar su nombre a un mortal. En el pasado, muchos habían obligado a ángeles hacer cosas que no debían. Y aunque dudaba que Yennifer me hiciera daño, no correría el riesgo de que alguien se enterará de mi nombre.

Mi curiosidad era tan grande que no me había percatado estar caminando detrás de ella hasta verla subir a un pequeño coche rojo que estaba estacionado en una esquina.

El mismo coche con el que casi me estrello al volar aquí. Nunca me había ocurrido algo así, yo creaba el caos—nunca me ocurría a mí.

El motor del coche se encendió y Yennifer huyó del lugar. 

¿Tenía miedo de mí?

Definitivamente no era por mi apariencia, negué con la cabeza. Padre nos había creado a la perfección. Toqué mi rostro al ver mi reflejo en una ventana del club. Sabía que era bien parecido, mis hermanos nunca se cansaban de decírmelo...pero, ¿Entonces por qué ella escapó? Tal vez tendría miedo de mi reacción al robarme el beso, si, eso debía ser. 

—¿Qué esperas? Ve detrás de ella.—dijo Sofía con una sonrisa, mientras se alejaba a atender una llamada.

Le agradecí mientras contemplaba mis opciones. No podía dejar de crear caos, era mi deber. Pero tampoco podía dejarla ir.

Al ver el coche doblar la esquina y perderse de mi el temor de no volver a verla me envolvió en un segundo, tanto que decidí seguirla. No pretendía volver a hablarle, simplemente quería verla llegar a su destino a salvo. Eso era todo.

 Eso era todo

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Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora