Elizabeth Ferrata y John Shelby se han casado, por amor, pero los desafíos han puesto su matrimonio en aguas turbulentas.
Mientras Elizabeth permanece como la secretaria y mano derecha de su cuñado, Thomas, podrá sobrevivir a todos los percances sin...
✨Buen y maravilloso jueves ✨ En serio el jueves es mi día favorito, ¡y más hoy! Que además es 21 mi día de la suerte, mil besitos y abrazos, que tengan un maravilloso día, espero disfruten el capítulo ❣️
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Abrió la puerta del departamento para encontrarse con un ramo de rosas japonesas de color rosado, acompañado de lavanda, hizo a un lado el ramillete para mostrar la sonrisa en el rostro pecoso, levantó una botella de champagne en la otra mano.
– Vine para que celebremos que conseguiste el trabajo – Anunció feliz de ver la sonrisa y los ojos brillantes de la mujer delante de él, se inclinó para besarle la mejilla.
– ¿Cómo sabe que lo obtuve? – Preguntó cerrando la puerta al tiempo en que observaba el departamento buscando que no hubiera algo fuera de lugar.
– Ya es nuestra segunda cita, debemos tutearnos – Sugirió haciendo su sonrisa más ancha – Y lo sé porque Thomas sería un imbécil si te hubiera rechazado – se quitó la boina para dejarla sobre la mesa, y el abrigo sobre el sillón, se acercó a ella inclinándose para tomarla por la cintura estrechándola con fuerza – en la tercera cita por lo general te llevaría a la cama.
– Esa es demasiada audacia para un hombre que ni siquiera ha recibido un beso – Susurró contra su oído volviendo a tocar el suelo cuando la bajó.
– Siento que hoy estoy teniendo suerte – Le guiñó el ojo conteniendo la respiración cuando las manos de Elizabeth cayeron tras su cuello, la sostuvo de la cintura, al verla pararse de puntillas para acercarse a su boca.
Ella lo besó.
Sus labios cálidos se movieron sobre los suyos, exigiendo la caricia que aunque delicada, le pareció intensa, retrocedió un par de pasos, sentándose en el respaldo del sillón a sus espaldas, era mucho más alto que ella, la acomodó entre sus piernas acercándola por la espalda para acariciarla.
Ni siquiera sabía si afuera en la calle había ruido, y si no hubiera sido porque ella se alejó de golpe para meterse corriendo a la cocina a apagar la tetera que pitaba desde hace un rato, no se hubiera enterado de aquel sonido.
La observó acomodarse el cabello, tenía las mejillas sonrojadas y una sonrisa preciosa, solo había pasado una semana y estaba encantado por ella.
Lo sabía cuando la vio por primera vez en Cumberland y lo confirmaba ahora que había sentido que todo a su alrededor desaparecía mientras estaba en sus brazos.
Ella era aquello que sucedía después de todo lo malo.
La ansiada calma que deseaba luego de la tormenta que había sido la mayor parte de su vida.
¿Influiría de alguna forma si le dijera o le escondiera que pertenecía a la familia Shelby?
No había influido de ninguna forma en el hecho de que Thomas la contratara, sabía que podía tener problemas con él, era un hombre estricto en su trabajo y apreciaba mucho el desempeño de sus secretarias, saber que se había involucrado con ella no caería en gracia a su hermano.
