La secretaria

Rotura - Parte XIII - El inicio del fin tormentoso.

¡Actualización sorpresa! Porque ni yo misma aguanto la intriga del siguiente capítulo!

Feliz inicio de semana; y nos vemos igualmente este jueves!!

✨Mil besos, mil besitos✨

🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮

Cuando salió de la ducha, había una mancha húmeda en la alfombra, Elizabeth no estaba en la oficina, pero la escuchó al teléfono del otro lado en la recepción, probablemente hablando con John, después de un rato tocó en la puerta, y entró con las mejillas sonrojadas, sonrió con tristeza a través del espejo viéndolo abotonarse la camisa.

– ¿Qué pasó con John? – Se atrevió a preguntar viéndola acercarse para poner sus manos en su espalda – ¿es malo? – alisó la tela de la chaqueta de gillette, y acomodó el cuello de la camisa.

– Estamos teniendo problemas – Soltó girándolo para que quedaran frente a frente, acomodó la corbata en su lugar, para mover ligeramente los prendedores que adornaban las puntas del cuello de la camisa – estuvo con otra, en la fiesta de recaudación – bajó la mirada mientras arreglaba el clip de la corbata por la camisa.

– Pensé que su matrimonio era algo peculiar...

– ¿Lo dices por lo del jardín? – Thomas asintió buscando la mirada en aquella cercanía tan intima del momento – no entenderías...

– Explícame...

– Desde – Suspiró alzando la mirada para tratar de evitar las lágrimas – desde lo qué pasó – Thomas asintió para darle a entender que no era necesario que lo dijera – nosotros no hemos estado juntos, ni siquiera es por el sexo, Tommy – se encendió un cigarrillo para calarlo apresuradamente, como si el humo le bajara las ansias – él dijo que me entendía, dijo que compartía mi dolor, que la pérdida no sólo era mía, sino nuestra, y que esperaría a que yo sanara, qué sanaríamos juntos, y continuaríamos nuestra vida apesar de la oscuridad que nos acechó – se limpió rápidamente las lágrimas con las palmas de las manos.

– ¿Él te lo dijo? – Elizabeth asintió – sabes que solo fue sexo.

– A mis espaldas, a mis espaldas – repitió alzando sus grises ojos a él – el sexo es solo sexo, esto fue a traición.

– John...

– Por favor no trates de defenderlo – Lo interrumpió calando el cigarrillo, se alejó para sentarse sobre el escritorio – sé que es tu hermano, tu sangre, pero quiero creer que tu y yo hemos hecho una amistad real – soltó con los labios temblorosos – después de lo qué pasó, él dijo que me entendía, qué me esperaría, si, si lo hubiéramos hablado, si me lo hubiera contado... – Thomas se le acercó para poner sus manos sobre las de ellas en su regazo.

– ¿Le habrías dado tu bendición?

– Solo era sexo Thomas, si volvía conmigo amándome luego de eso ¿Qué importa? – Lloró limpiándose los ojos – ya no puedo confiar en él, no tengo a nuestro bebé, no tengo a mi esposo, tampoco tengo a mi amiga, no tengo a nadie.

– Me tienes a mí.

Le quitó el pañuelo de las manos para secarle las lágrimas, mientras recordaba las palabras de Alfred Solomons cuando se habían visto hace ya meses «es un maldito con suerte» se estiró para agarrar la otra silla, arrastrándola hasta quedar delante de ella.

– ¿Qué vamos a hacer ahora? – Le preguntó estirando su mano para sostener la de Thomas cuando trató de alejarse.

– Solo quedémonos aquí un momento más.