Acción - Parte VII - Lamento.

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Muchas gracias ✨✨✨

Birmingham, Inglaterra

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Birmingham, Inglaterra

Negó con una sonrisa, tratando de verse lo más tranquila posible ante semejante obsequio, la mirada azul se quedó pululando sobre ella por largos segundos mientras la luz del sol les caía en el rostro.

Llevaba lentes oscuros, y se arropó en su abrigo observando la casa de tres plantas cuya fachada estaba coloreada de azul, los marcos de puertas y ventanas de color blanco destacaban a la vista.

– Es demasiado – Anunció ella observando las llaves en la palma de la mano de su cuñado.

– No quiero sonar mal, ni que me malinterpretes, pero no me gusta ese departamento en Cumberland, es peligroso, mucho más para ustedes ahora que están casados – Explicó Thomas girándose para tratar de alcanzar la mirada de Elizabeth.

– A John tampoco le gusta – Comentó alzando la mirada a él – pero no quiero aceptar una casa, además, quiero conservar ese departamento.

– ¿Por qué?

– Por si algo sale mal, por si quiero desaparecerme – Explicó alzando la mirada para ver los altos techos de la casona – Por si quiero llevar a mi amante.

– Tu no tienes amante.

– No, mi jefe no me deja tiempo, pero no quiero negarme a la posibilidad – Bromeó ofreciendo una sonrisa.

– ¿Qué tal si te compro el departamento?

– ¿Qué?

– Te entiendo, también quisiera un lugar para llevar a mi amante – Le siguió el juego.

– Tú no tienes amante, yo lo sabría, y no he agendado ninguna amante en tu libreta –Thomas carcajeó alzando la mirada al cielo.

– Entiendo en querer un lugar a solas, la sensación de inseguridad, pero perteneces a nuestra familia, cuidaremos de ti.

– ¿Por qué no invitaste a John a ver la casa?

– Sabía que no querrías desapegarte del departamento tan fácil – Suspiró metiéndose las manos en los bolsillos del abrigo – te habría acorralado al traerlos a ambos ¿Qué dices? ¿Podrías al menos pensarlo?

– Podríamos comenzar con su agenda – Respondió sacando la libreta junto al lápiz de color plata.

– Bien – Suspiró encogiendose de hombros en lo que se adelantaba para abrir la puerta del automóvil – ¿Cómo estuvo Francia?

– Luminosa, ruidosa, y llena de ratas – Se rió luego de meterse en el asiento trasero – A John le costó regresar – Contó esta vez con un tono más serio – París es hermoso, pero al parecer está lleno de fantasmas.

Se quedó en silencio.

¿En qué había estado pensando?

¿Por qué se le había ocurrido enviarlos a Francia?

La secretaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora