La mesa estaba repleta de comida pavos
rellenos, cerdo, asado de res, arroz, pastas, tartas, pies, botellas de vino, jugos naturales y pintas de cerveza.Todos charlaban y bebían alegremente en lo que era la "bienvenida oficial" de Michael Gray a la familia Shelby.
Todos reían, compartiendo la felicidad de que el hijo perdido de la matriarca de la familia regresara, al fin, a casa; en los oídos de Elizabeth, todo era silencio, había algo ahí, ese sonido mudo que le advertía que algo estaba mal, el gato negro que se paseaba entre sus piernas durante sus sueños.
No había dicho nada.
Después de lo que había pasado entre ella y su cuñado, se sentía como una escoria, mucho más si se atreviese a acusar a John por lo que sea que estaba haciendo.
Decidió ignorarlo.
No todos los matrimonios eran felices.
Había decidido hacer como que no había visto nada, y había ignorado aquella voz que le susurraba al oído las palabras "rubí" "lenceria" y "puta".
¿Era realmente una puta por pagarle así a su esposo?
¿Era realmente una puta si su esposo había comprado joyería para otra?
Si había joyería había afecto.
Pero Thomas le había dicho que la amaba.
Hace mucho mucho tiempo que John no le regalaba joyería.
¿Desde cuando sucedía?
¿Estuvo esa mujer cuando ellos perdieron a su Niño?
¿Tenía derecho a recriminarle aquello?
Le dio un largo trago a su vaso de Whisky,
levantándose de su silla junto a su esposo cuando Charles buscó que ella la cargara en brazos, lo tomó, acunandolo entre sus brazos para mecerlo con suavidad mientras se alejaba de todo el barullo que la familia hacía en el salón del comedor.Acomodó a Charles en la pequeña cama, arropándolo con las colchas y encendiendo la pequeña lucesita en la mesa de noche que ayudaría al niño a ver en caso de despertarse a medianoche, le acarició el cabello dejando un beso en su frente, se despidió de la niñera que estaba ya instalada en la mecedora con un libro entre las manos y una taza de café junto.
Desde la habitación matrimonial podía escucharse la música, las guitarras, y las voces que ya se entonaban al aire, salió de allí apresuradamente, temiendo que si volvía la vista al umbral del armario Grace aparecería allí para recriminarle.
La puerta se cerró a sus espaldas, dejándola ver el amplio pasillo que unía todas las habitaciones, y el enorme ventanal en medio que mostraba la luna, las estrellas, y las nubes que comenzaban a ponerse marrones para la lluvia que se avecinaba.
A lo lejos, el cielo se teñía de colores, los rayos y los truenos se venían encima de la casona, se llevó la mano al pecho sin ser capaz de evitar preguntarse si aquello era una especie de augurio.
Lo sabía.
Aquella voz en su cabeza le advertía que algo se venía, la misma Polly le había enseñado a no hacer caso omiso de ella, la advertencia decía que hablaba como un instinto que huele el peligro, y a susurros, advierte.
Sintió la mano en su cintura, girándose para ver la silueta masculina que se acercó hundiendo un beso en la curva de su cuello para luego estrecharla.
– Apuesto a que sigues con eso – Susurró acomodando el mentón sobre su hombro – tienes que dejarlo.
– Déjame John.
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La secretaria
FanficElizabeth Ferrata y John Shelby se han casado, por amor, pero los desafíos han puesto su matrimonio en aguas turbulentas. Mientras Elizabeth permanece como la secretaria y mano derecha de su cuñado, Thomas, podrá sobrevivir a todos los percances sin...