Cap. 14 .- Las aventuras Flipantes del Tiburón Dientudo y el Mago

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Todo era un caos.

Cada grito de los pueblerinos que escuchaba era como si alguien martillera su cabeza, el calor que soltaban las casas en llamas hacían que su piel se inflamara y doliera como nunca, intento levantar su cabeza pero un dolor punzante se lo impedía.

Pero no se rindió, luchando en contra de sus propios instintos y gritos de dolor que daba su cuerpo, levanto su cabeza.

La imagen fue mas aterradora de lo que esperaba, todo el pueblo estaba en llamas, cuerpos sin vida adornaban las calles ahora teñidas de un color rojo.

Un fuerte estruendo se escucho a su alrededor y después un dolor mas fuerte que antes inundo su cuerpo, pudo sentir como algo caía en su espalda y quemaba sin compasión toda su espalda.

MA . . . .!!

. . . . US.!!!

!!!!MAT . . 

Podía escuchar un grito sordo que se acercaba mas a el, pero el dolor de su cuerpo le impedía reaccionar.

Una sombra se acerco a el, decía algo, pero el no entendía, la sombra intento quitar lo que sea que estuviera en su espalda pero era inútil, la sombra se alejo un poco y empezó a balbucear entre dientes.

Una luz brillante de color azul rodeo sus manos y podía sentir como el peso y el calor se alejaban poco a poco de su cuerpo,

Pero, a las puertas del pueblo pudo ver a un grupo de personas que montaban a caballo, tenían armaduras plateadas relucientes y la persona que estaba asta en frente tenia un estandarte que mostraba con argullo.

Los caballeros empezaron a acercarse, las calles volvieron a estallar en gritos de lamentos, sufrimientos y suplicas de piedad, la sangre volvió a volar por el aire, pero el solo podía ver aquel estandarte que ondeaba con el viento.

Los caballeros empezaron a acercarse, las calles volvieron a estallar en gritos de lamentos, sufrimientos y suplicas de piedad, la sangre volvió a volar por el aire, pero el solo podía ver aquel estandarte que ondeaba con el viento

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Matius respiro pesadamente, con la mano se sacudió la frente notando que estaba empapada de sudor, con un suspiro pesado se el mago se reclino hacia atrás.

Cayendo en el peculiarmente cómodo cuerpo de Iraqir, quien extrañamente se dormía como un perro.

Miro con pesadez la carosa en la que se encontraban, la madera de color negro estaba podrida en el mejor de los casos, la tela que se usaba como techo tenia innumerables huecos dejando que la luz del sol le diera en la cara, por suerte no llovía.

Girando su cabeza un poco miro al viejo que conducía la escusa de careta.

La razón para que estuviera en esta situación era algo simple, el otro día había ido a la biblioteca y gracias a los guardianes de los libros se encontró un libro antiguo que tenia el mapa a una Dungeon bastante vieja, lo iba a ignorar pero al leer que dentro de la Dungeon podía encontrar bitácoras de antiguos tiempos su curiosidad gano.

Finn el "perro guardián"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora