Biblioteca

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La biblioteca era uno de los lugares favoritos de Draco en Hogwarts, era un lugar poco concurrido y por lo tanto siempre había un ambiente tranquilo, era simplemente el lugar perfecto y ahí se encontraba justo ahora.

Draco había ido ahí a terminar el trabajo de pociones después de su última clase del día, aprovechando que el lugar estaría más vacío de lo normal al ser la hora del almuerzo y podría estar ahí tranquilamente sin ser interrumpido por almunos fastidiosos.

El rubio había decidido saltarse el almuerzo para poder terminar a tiempo el trabajo, ganándose reclamamos por parte de sus amigos, pero les restó importancia ya que la semana estaba llegando a su fin y Draco había quedado con el azabeche para dárselo antes de la fecha de entrega.

Había pasado toda la semana adelantando tareas y trabajos para la próxima semana, estudiando durante las noches, esa era su forma de prepararse para las pruebas, así lo hacía siempre y le traía muy buenos resultados.

Las noches de nulo sueño y harto estudio valían totalmente la pena cuando veía los resultados, excelentes calificaciones y halagos por parte de profesores, al igual que de sus padres, y esta vez no sería excepción.

El día anterior había realizado más de la mitad del trabajo, aprovechando que no había tenido las dos últimas clases, así que ahora no le faltaba mucho para terminarlo.

Draco frunció el ceño cuando de pronto escuchó unos pasos resonando en la biblioteca hacia su dirección, interrumpiendo por completo su concentración, así que dejó momentáneamente de lado el pergamino en el que estaba escribiendo y levantó la mirada hacia el frente, encontrándose con su amiga acercándose a su mesa.

- Llevas casi todo el día metido aquí, Draco -Pansy habló mientras tomaba asiento frente al chico, dejando una manzana verde al lado de la pila de pergaminos de su amigo- te traje una manzana.

Draco le dedicó una pequeña sonrisa a la castaña.

- Estoy terminado el trabajo de pociones, Pansy -explicó para después volver su atención al pergamino en el que escribía anteriormente.

- Necesitas tomarte un descanso, no has dormido en días y sabes que tu cuerpo a lo largo sufre las consecuencias de tu estrés.

- Cuando termine iré a mi habitación a descansar -habló Draco sin levantar la mirada del pergamino, ignorando la preocupada mirada de la chica- no me falta mucho, tranquila.

Pansy frunció los labios, no convencida con la respuesta de su amigo.

- Bien, pero antes no te olvides de comer -dijo finalmente la castaña refiriéndose a la manzana que había puesto sobre la mesa, parándose de la mesa.

Draco levantó la mirada para sonreír levemente a su amiga.

- Lo haré, gracias Pans.

Y fue lo único que Pansy necesitó escuchar para marcharse del lugar, no sin antes devolverle la sonrisa a su amigo.

Draco miró de reojo la manzana sobre la mesa, tentado a tomarla.

"Dudo que a Potter le moleste que le entregue el trabajo mañana en el desayuno", se dijo así mismo en su mente para después comenzar a acomodar sus cosas para irse a su habitación, decidido a tomar finalmente un descanso.

Cerró cuidadosamente su bote de tinta y guardó delicadamente su pluma en su pequeña caja correspondiente, cuando nuevamente escuchó unos pasos acercarse a él y cuando levantó la mirada sintió que la respiración le fallaba.

Era él. Potter estaba caminando hacia su dirección.

"¿Acaso este chico lee mentes a la distancia o qué?", no pudo evitar pensar en aquello al verlo.

- Potter -saludó tratando de sonar lo más frío posiblemente, tratando de ocultar su nerviosismo cuando el azabache se paró frente suyo.

- Te estaba buscando y me encontré con Parkinson, dijo que estabas aquí -explicó Harry- no te ví a la hora del almuerzo.

Draco frunció sus labios, pensando en lo chismosa que era su amiga.

- Vine a terminar el trabajo, solo faltan dos pergaminos por redactar -habló mientras desviaba su mirada del chico y continuaba acomodando sus cosas- tengo otras cosas que hacer, así que no podré terminarlo hasta mañana.

- Puedo hacer lo que falta -sugirió el azabache- me leí el libro.

El rubio negó soltando una risa sarcástica.

- Claro que puedes, Potter -habló con sarcasmo mientras acomodaba correctamente los pergaminos- no pienso arriesgar mi promedio excelente por ti.

Harry hizo una mueca de enojo por las palabras del rubio.

- Dije que ya he leído el libro, hice anotaciones -dijo llamando la atención de Draco, quién sintió su corazón enloquecer al ver la forma tan adorable en la que Harry arrugaba su nariz- estoy bien informado del tema, puedo hacerlo.

"¿Es consciente de lo malditamente adorable que se ve haciendo ese gesto?", Draco negó repetidas veces queriendo borrar aquel pensamiento de su mente, desviando la mirada nuevamente para volver a hablar, pero fue interrumpido por el azabeche.

- No me lo puedes negar, estamos juntos en este trabajo -le recordó- no es justo que lo hagas todo tu solo, ¿te has visto en un espejo, Malfoy? te ves jodido, necesitas descansar -el mencionado frunció el ceño ante aquello.

- Me importa poco que seamos o no pareja, todos mis trabajos han sido perfectos y seguirán siendo perfectos, al igual que mis calificaciones -habló tomando entre sus brazos las cosas que estaban sobre la mesa- y no pienso dejar que un inútil arruine eso.

El tono que había utilizado Draco fue bastante brusco, se dió cuenta cuando miró nuevamente al azabeche y notó su mirada triste, sintiendo arrepentimiento rápidamente por lo último que dijo, pero siendo incapaz de admitirlo en voz alta.
Draco, al no obtener respuesta del azabache, sintió su estómago revolverse así que decidió marcharse rápidamente de ahí.

- Déjame hacerlo, Malfoy -Harry habló nuevamente, poniendo su mano derecha sobre el libro sobre la mesa con la intención de detener al rubio de tomar el libro, hacienda que sus dedos se tocaran ligeramente- puedo hacerlo.

Pero ese pequeño roce provocó una gran explosión de emociones en el rubio, quién miró con sus ojos extrañamente brillosos las puntas de sus dedos rozando con los de Harry.

Sintió su respiración fallarle nuevamente y su corazón luchando por salir de su pecho y no le quedó de otra que ceder a la petición del chico.

Draco suspiró rendido.

- Está bien -habló quitando su mano.

El azabeche tomó el libro con una sonrisa victoriosa en su rostro y se lo extendió.

- Verás que será un trabajo perfecto.

- No espero menos -tomó el libro y lo puso sobre los demás que llevaba entre sus brazos- si no es así, juro que te torturaré hasta morir.

Harry no pudo evitar soltar una risa ante aquello y Draco sintió sus mejillas calentarse ante el pensamiento de lo linda que era la risa del azabache.

El rubio quiso golpearse en ese momento, sintiéndose avergonzado de sus reacciones, ¿se habrá dado cuenta de su sonrojo? Draco esperaba que no, pero esa sonrisa en el rostro de Harry le hacía dudar.

- Debo irme, nos vemos -volvió a hablar antes de que el azabeche pudiera decir algo y salió casi corriendo hacia la salida del lugar.

Dejando nuevamente atrás a un Harry con la palabra en la boca, con la diferencia de que esta vez mantenía aquella sonrisa en su rostro mientras le veía irse.

Lumos | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora