tercer año.
Draco podía sentir como un nudo se formaba en su garganta y sus ojos se cristalizan con cada palabra hiriente que salía de la boca de su padre, incapaz de encarar al hombre con la mirada en el suelo, ya había perdido la cuenta de cuántas discusiones habían tenido él y su padre a lo largo de la semana, todas gracias al mismo motivo; Draco no quería seguir los pasos de su padre.
Lo que había comenzado con una pequeña y cálida conversación entre sus padres y Draco, terminó en una fuerte discusión entre el menor y su padre cuando Draco se negó rotundamente a la idea de convertirse en un mortífago. No era la primera vez que Lucius le hablaba sobre el tema de ser mortífago, y claramente tampoco sería la última vez, habían tenido una pequeña charla al respecto cuando Draco había cumplido los diez años, en ese entonces el pequeño rubio no entendía muy bien el gran riesgo y los sacrificios que conllevaba convertirse en mortífago, pero la sonrisa en el rostro de su padre le llenaba de confianza, seguridad y sobre todo felicidad, así que él solo asentía a lo que su padre decía, eso era hasta que por fin entendió lo riesgoso que era ser un mortífago.
Doce años, esa era la edad que tenía Draco cuando vió a su tía torturar por primera vez a una persona en el salón de la mansión, el mismo en donde se encontraba justo ahora, los gritos de aquel pobre hombre que suplicaba por ayuda todavía lo atormentaban en sus pesadillas nocturnas, y ahí fue cuando se dió cuenta de que no era para nada algo bonito como él pensaba. Después de aquella traumática escena, Draco salió corriendo hacia la habitación de sus padres y se tiró a los brazos de su madre, llorando por el pánico y miedo que le había generado ver a su tía actuar de esa manera tan inhumana y violenta, pidiendo entre sollozos que el no quería ser como su tía y Narcissa solo lo arrullaba entre sus brazos, tratando de tranquilizarlo, sin atreverse a mentirle a su hijo diciéndole que él no haría esas cosas.
Lucius quiso matar a su cuñada cuando su esposa le contó lo ocurrido en su ausencia y no por haberle creado un trauma a su hijo, si no más bien por tener que adelantar aquella larga y complicada plática con su hijo sobre lo que sería de su futuro.
Esa discusión había provocado que Draco cambiara por completo su perspectiva de muchísimas cosas de su vida y su relación con su padre se había fracturado. Draco dejó de contestar a las cartas de su padre, contestando únicamente las que su madre le mandaba semanalmente a Hogwarts, así que Lucius dejó de insistir con las cartas y dejó de enviarle regalos, llamando la atención de varios estudiantes. En palabras de Narcissa, su esposo se comportaba como un niño haciendo berrinche.
Ya no habían vacaciones ni visitas tranquilas desde aquella vez ya que Lucius siempre buscaba alguna oportunidad para discutir con su hijo, y hoy no era la excepción.
No llevaba ni tres días en casa de sus padres y ya se quería ir. Draco había decidido pasar navidad junto a sus padres como los años anteriores, pero en ese momento se arrepentía de no haberse quedado en Hogwarts.
- Lucius, ya basta -habló Narcissa entrando al salón, cansada de escuchar a su esposo repetir lo mismo- no estás midiendo tus palabras.
La mujer se acercó a su hijo para limpiar sus lagrimas y envolverlo en un abrazo, brindándole seguridad al niño.
- Draco debe aceptar de una vez cuál será el rumbo de su vida, solo así será más fácil para él en el futuro.
- Draco todavía es un niño, que no se te olvide, es muy pronto para hablar del futuro... Sobre todo de ese futuro.
- Te recuerdo que ese futuro del que hablas es lo que soy, lo que fuí y lo que seguiré siendo hasta el final de mi vida -Lucius se acercó a su esposa mientras le señalaba con su dedo índice- te casaste con un mortífago y el que te estés oponiendo a qué Draco siga con mis pasos nos pone a todos en peligro
Narcissa le dió un manotazo a su esposo, enojada con su actitud.
- A mi no me estés señalando ni hablando de esa manera, Malfoy, soy tu esposa, no uno más de tus estúpidos seguidores carentes de palabra y razonamiento propio, a los que puedes tratar como se te dé la gana, así que le vas bajando a tu tono.
Lucius solo le dedicó una mirada furiosa a su esposa en completo silencio.
- Yo no me casé con un mortífago, me casé contigo, y el futuro de Draco es su futuro -continuó Narcissa soltando a su hijo para ponerlo detrás de ella- solo él puede decidir lo quiere o no hacer con su vida, Lucius, y él no quiere ser un mortífago.
- ¡Eso no está a elección, Narcissa! -Lucius gritó interrumpió a su esposa y provocando que su hijo se sobresaltara- Mi hijo será un mortífago al igual que yo.
- ¡Yo no quiero torturar gente, papá! -gritó Draco con desesperación para ponerse entre sus padres.
- No lo harás... a menos que se te sea ordenado -Draco le dedicó una mirada llena de terror a su padre- Pero no será de la forma tan exageradamente ridícula en la que Bellatrix lo hace.
Si Lucius buscaba tratar de tranquilizar a su hijo con esas palabras, definitivamente había fallado por completo, Draco sentía como su estómago se revolvía ante el pensamiento de el torturando hasta la muerte a otras personas.
- ¡Ya cállate, Lucius! ¿Qué no te das cuenta del daño que le estás generando a nuestro hijo?
- ¿Y él no se da cuenta del gran daño que puede ocasionarle a nuestra familia al negarse?
Narcissa no lo pensó dos veces y le dió una fuerte bofetada a su esposo.
- Jamás, escúchame muy bien -habló con los ojos cristalizados ante el enojo- jamás en tu vida vuelvas a decir eso, mucho menos en frente de mi hijo.
Sin más la mujer tomó a su hijo de la mano y salió del lugar, dejando a un enojado Lucius con la cara roja y adolorida.
El pequeño rubio no podía creer lo que acababa de ocurrir, era la primera vez que veía a sus padres discutir de esa forma y había sido todo por su culpa.
Draco no quería poner en riesgo a su familia, tampoco quería que sus padres se pelearan entre ellos por su culpa, el quería que todo fuera como antes, cuando en su familia reinaba el amor, cuando habían abrazos cariñosos de parte de su padre en lugar de palabras crueles, cuando habían risas y no gritos y si para lograrlo tenía que dejar de lado sus sueños y torturar personas, entonces eso es lo que hará.
Se convertirá en un mortífago.

ESTÁS LEYENDO
Lumos | Drarry
FanfictionDraco estaba pasando por el peor momento de su vida, hundido en una profunda depresión, tratando de sobrevivir solo con sus pensamientos, hasta que aquel chico de ojos color esmeralda le dió un sentido a su vida, dándole felicidad y paz a su mente y...