Draco nunca admitiría que estaba agradecido con Harry, no es como si el azabeche fuera a hacer gran cosa, solo debía darle una conclusión al trabajo ya que era lo único que faltaba, pero gracias a él había podido descansar un poco su mente y estaba más tranquilo al no tener ningún pendiente.
El fin de semana había llegado finalmente y los pasillos de Hogwarts estaban, en su mayoría, despoblados, ya que la gran parte de los estudiantes de tercer año en adelante habían ido a Hogsmeade y los que no habían ido, se encontraban en sus habitaciones descansando o estudiando para las pruebas próximas, en el caso de Draco, el estaba pasando un momento de paz y tranquilidad en la torre de astronomía.
No sería la primera vez que Draco prefería quedarse en el castillo que ir, en su humilde opinión, le era muchísimo más entretenido quedarse que ir a esa aburrida villa junto a los idiotas de sus compañeros. Blaise y Pansy siempre trataban de convencer a su amigo para que les acompañara a Hogsmeade, pero nunca teniendo éxito, era complicado hacer cambiar de opinión al rubio, las veces que Draco había accedido a ir se podían contar con sus propios dedos, y en todas esas veces era porque tenía algún motivo para ir, y normalmente era porque su madre quería verlo.
Así que ahí estaba Draco, sentado sobre el suelo mientras leía uno de los libros que Theodore le había prestado, era sobre las artes oscuras, era un tema de su interés, le parecía sumamente interesante e impresionante lo poderosas que llegaban a ser las personas que dominaban por completo las artes oscuras.
Draco tenía conocimiento básico sobre las artes oscuras, su tío Severus le había regalado un libro sobre defensa hace algunos años y su padre hace un año le había obsequiado de igual manera varios libros sobre artes oscuras, diciéndole que era esencial que estuviera informado correctamente sobre el tema y no iba a mentir, las artes oscuras le daban curiosidad, pero no era algo que le gustaría poner en práctica jamás. No solo pondría en riesgo su vida y su cordura, sino también las de sus seres queridos, por lo mismo Draco estaba más interesado en el tema de las pociones.
Pasaba la gran mayoría de sus días libres en el salón de pociones junto a su tío Snape, quién le enseñaba a preparar nuevas pociones que no enseñaba en clases, ya que Severus estaba más que encantado por el gran interés de su sobrino en las pociones.
Draco aprendía rápido, tenía una gran habilidad para retener toda información deseada y eso era una gran ventaja a la hora de estudiar, lo que debería estar haciendo en estos momentos, pero no, ya que con el paso de los años se había dado cuenta de que no necesitaba estudiar para las pruebas, así que solo repasaba los temas vistos durante una semana antes y listo, era más que suficiente, todo lo contrario a otros de sus compañeros, que estudiaban un día antes de la prueba, o hasta unas horas o minutos antes de presentar, eran unos completos irresponsables en palabras del rubio, que se la pasaban llorando ante una mala nota, pero saliendo a la villa el fin de semana y estudiando el mero día.
En ocasiones Draco se preguntaba porque era el único de su año con un promedio perfecto con lo fácil que eran los temas de las pruebas, solo necesitabas repasar correctamente, prestar atención a las clases, responder a las preguntas hechas por los maestros y listo, tenías tus puntos completos.
Pero bueno, cada cabeza piensa totalmente diferente, y no todos habían crecido con las mismas ideologías que las suyas.
Draco creció con la idea, por parte de su padre, que debía de ser un chico perfecto en todo sentido y eso era lo que hacía día con día, aunque eso ponía en gran riesgo su salud física y mental, pero eso no era de importancia, al menos no para él y su padre, lo que importaba era la perfección, que todos reconocieran al heredero Malfoy como el chico perfecto.
''Oh, mierda", pensó Draco cuando un graznido familiar llamó su atención, haciendo que levantara la mirada y se encontrara con la lechuza de su padre parada elegantemente sobre el barandal frente a él, soltó un ruidoso suspiro mientras cerraba el libro y se levantaba de su lugar para acercarse al animal, quién llevaba un sobre negro en su pico.
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Lumos | Drarry
Fiksi PenggemarDraco estaba pasando por el peor momento de su vida, hundido en una profunda depresión, tratando de sobrevivir solo con sus pensamientos, hasta que aquel chico de ojos color esmeralda le dió un sentido a su vida, dándole felicidad y paz a su mente y...