Actuando Con Fuego

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Debe encontrar su pájaro cantor, para poder encerrarlo antes de que aprenda a estirar y aletear correctamente sus alas de libertad, esparciendo su último canto, suplica y agonía como los lamentos repetidos y distorsionados por esos horribles sinsajos con las últimas palabras y sollozos provenientes de los rebeldes en el árbol del ahorcado, volviendolo una macabra melodía. Pero para capturarlo necesitaba algo pequeño, insignificante... Indispensable: controlar antes al ave de la revolución.


En este tipo de situaciones no tiene algún indicio popular de lo que significaba interferir en la historia, pero era consciente del terrible efecto mariposa que provocaba un solo movimiento diferente en su tablero. Ahora debía actuar con ignorancia de ello, al menos para no alterar más de lo que deseara y pudiera entorpecer su destino, moviendo su pieza únicamente para redirigirla al camino adecudo.


Parecería fácil, pero ser nuevamente ese chiquillo ingenuo era difícil, aún más cuando el más grande efecto mariposa no lo había provocado él, hasta donde tenía conocimiento, al menos que el despertar que poco a poco sufría su mente y cuerpo provocará contra todo pronóstico y coherencia que Katniss Everdeen estuviera frente a él, frente la audiencia. Es decir, tuvo la noche fría y solitaria para analizar un poco y resultaba curioso como fuera de la evidente intromisión del sinsajo de la rebelión en épocas del nacimiento glorioso del capitolio había más cosas diferentes en la historia, o al menos cosas que no recordaba, él mismo reconocía había un cambio en su actitud frente a ciertas situaciones, en dónde normalmente reaccionaba con indiferencia ahora estaba inyectado de desprecio, dónde debía sentir desprecio podía surgir hasta una sorprendente emocionalidad. Podría atribuirlo al mismo despertar de su mente, pero no siempre era coherente.


"¿Qué tanto soy yo?, ¿Quién soy yo ahora?" Se volvía a cuestionar, sin importar sea el sol o la luna de única testigo de la que muchos dirían el inicio de su locura, pero en realidad solo era él viendo detrás del muro de ignorancia.


—No puede estar aquí, le pedire que se retire. — Llamo un agente de la paz.


Reaccionó. Es verdad, no debería estar aquí, esperando el vagón, si al final a quien esperaba no era a Lucy Gray, su Lucy Gray.


— Vengo de la academia, solo estoy esperando para recibir a mi tributo.— Al final de cuentas esa pequeña aclaración al agente funcionó para hacer algo de tiempo.


No obstante, ahí estaba, sujetando una rosa entre sus dedos, jugueteando un poco con el tallo entrando en un estado reflexivo cuestionandose una vez más sobre otro tema: ¿Realmente sería capaz de controlar el sinsajo?. Coriolanus había perdido su pájaro cantor, y había perdido ante el símbolo de revolución antes, pero las circunstancias ahora eran diferentes.


Katniss Everdeen no tenía a su Peeta Mellark, no tenía al ebrio y necio de su mentor Haymitch Abernathy, era solo ella sobreviviendo en los juegos del hambre sin nadie que la salve afuera de ellos, era una chiquilla sola, abandonada en terreno desconocido, bien metida a la boca del lobo en los dominios del capitolio, bajo su sombra y con las extremidades de su cuerpo enredadas perfectamente en un hilo conectado a los dedos de sus manos y gran voluntad.


El horrible sonido del transporte frenando aparto su vista por fin de esa rosa y se dirigió uno a uno por los tributos de esa cosecha que iban saliendo, al encontrar cada una de sus caras el breve recuerdo de cada una de sus muertes pasaba en su cabeza, pero no le importaba, ni siquiera cuando sus ojos pasaron por el rostro de su primer asesinato, solo era extraño verlo de vuelta con vida, ni su sueño más vivido hacia justicia a la realidad y esa era una sensación inusual, ese era el primer indicio de la realidad, en ese momento fue su primera prueba, aquella que le abrió los ojos de la verdadera naturaleza humana que radica también en él, baja o alta clase sin excepción.

EL CANTAR SIN VERSO DE LA NIEVE Al LLEGAR INVIERNO - CORIOLANUS SNOW ¿HAREM?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora