𝒟𝒶𝓃𝒸𝒾𝓃𝑔 𝓌𝒾𝓉𝒽 𝓉𝒽𝑒 𝒟𝑒𝓋𝒾𝓁: 𝐵𝑒𝓉𝓌𝑒𝑒𝓃 𝐹𝒾𝓇𝑒 𝒶𝓃𝒹 𝐼𝒸𝑒

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Yeon-seo llegó a la casa de la señora Joo, donde su hermana mayor, Do-hee, le había dicho que entregaría una autorización para realizar un examen postmortem. Quería saber qué había pasado realmente con la muerte de la señora Joo, si había sido un accidente o un asesinato. Quería hacer justicia por la mujer que la había acogido como una hija, que la había apoyado como una amiga, que la había querido como una madre. Sin embargo, al entrar a la oficina de la difunta señora Joo, se encontró con una escena inesperada. Vio cómo Su-ahn le daba una cachetada a Do-hee, con violencia y crueldad. Vio cómo Do-hee se llevaba la mano a la mejilla, con dolor y sorpresa. Vio cómo el papel de autorización se rasgaba en pedazos, con desprecio y burla.

De inmediato, Yeon-seo se acercó a Su-ahn y le reclamó airadamente por su acción, sosteniendo su mano, con fuerza y coraje. No iba a permitir que nadie le faltara el respeto a su hermana, que nadie le hiciera daño a su hermana, que nadie le quitara el derecho a su hermana.

—¡¿Cómo te atreves a pegarle a mi hermana?! —gritó Yeon-seo, con furia. —¿Qué te crees que eres? ¿La dueña de esta casa?

Su-ahn, en lugar de mostrar arrepentimiento, se puso a la defensiva y comenzó a hablar con amargura, con envidia y rencor. Era la hija de la señora Joo, pero no se parecía en nada a ella. Una mujer que odiaba a las hermanas Do, que las veía como unas intrusas y unas amenazas.

—¿Y tú quién te crees para venir a reclamarme? —replicó Su-ahn, arrogante —Ustedes dos siempre han sido un obstáculo para nuestra propia familia. ¿Por qué debes ser la nueva presidenta? ¿Qué méritos tienes? ¿Qué derechos tienes? Las odio a las dos. —escupió, con veneno y odio.

Yeon-seo, sin dejar de expresar su enojo, respondió, con ironía y sarcasmo.

—¿Un obstáculo? ¿Para qué? ¿Para qué sigas viviendo a costa de los demás? ¿Para qué sigas siendo una parásita? ¿Para qué sigas siendo una inútil? —sonrió burlona—¿La nueva presidenta? ¿Por qué no? ¿Acaso no soy más capaz, más inteligente, más exitosa que tú? ¿Acaso no soy más querida, más apreciada, más respetada que tú? ¿Acaso no soy más hija, de la señora Joo que tú? —señaló a la foto de la señora Joo, con orgullo.

La tensión en la oficina era palpable. La familia Joo, que había presenciado la escena, salió ofendida de la oficina, con vergüenza y miedo. Sabían que Yeon-seo no se rendiría, todos lo sabían. Todos.

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Yeon-seo observo desde lejos como llevaban el ataúd de la señora Joo hacia el edificio en donde la pondrían en un lugar del cementerio. Bajo la mirada y se puso sus lentes oscuros antes de subir al auto con ayuda de Gu-won. Gu-won subió y arranco el auto, yéndose de aquel lugar. No era por ignorancia, simplemente no se merecían la presencia de ella. Además, la señora Joo hubiera preferido que Yeon-seo se enfocara más en la verdad que en nada.

𝓛𝓪 𝓗𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓓𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 | 마이 데몬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora