════════════════════════════════════════
════════════════════════════════════════
Gu-won forcejeaba por mantenerse consciente, sus fuerzas menguando mientras luchaba contra el hombre que amenazaba con arrebatarle la vida. La frialdad del cuchillo presionando contra su piel añadía una capa de horror a la situación.
—Tu corazón está a punto de romperse en dos —gritó el desquiciado sobre él, una máscara de locura cubriendo su rostro— Como una manzana madura. —Gu-won se esforzó por detenerlo, sus dedos deseando arrancar esa máscara de la piel del perturbado individuo— Nos vemos en el infierno.
El hombre alzó el cuchillo, listo para poner fin a la vida del CEO. Justo en ese instante, el secretario intervino con valentía.
—¡Gu-won!
El secretario se lanzó hacia el hombre, salvando a Gu-won en el último momento. El agresor cayó al suelo, revelando parcialmente su rostro cuando la mitad de su máscara se desprendió. Sin perder tiempo, el hombre se cubrió y se dio a la fuga, dejando al secretario junto a Gu-won.
El secretario se acercó a su jefe sollozando, intentando detener la sangre que brotaba del pecho del joven.
—Gu-won, ese desgraciado —murmuró el secretario con angustia, lanzando miradas furtivas al hombre que huía y a su jefe caído— ¡Gu-won! ¡Llamen a la ambulancia!
Entre lágrimas, el secretario pidió a los periodistas que estaban presentes que llamaran a la ambulancia, mientras él intentaba detener la hemorragia.
—¡Llamen a Yeon-seo, por favor! —rogó con urgencia.— ¡Llamen a Yeon-seo! ¡YEON-SEO!
Gu-won cerró los ojos, las lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras el dolor lo vencía y caía en la inconsciencia.
• ₪ ₪ ₪ • ₪ ₪ ₪ • ₪ ₪ ₪ • ₪ ₪ ₪ •
La desesperación se enroscaba en su pecho como una serpiente venenosa. Cada respiración era un esfuerzo, y sus pensamientos giraban en un torbellino de ansiedad. ¿Dónde estaba él? ¿Por qué no había llegado? Yeon-seo caminaba de un lado a otro en la pequeña oficina de la comisaría, su corazón latiendo con urgencia.
ESTÁS LEYENDO
𝓛𝓪 𝓗𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓓𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 | 마이 데몬
Bilim KurguElla era la heredera de una de las compañías más poderosas y millonarias del mundo, pero había un precio que pagar: Debía casarse con un hombre que no conocía ni amaba. Ella no creía en el amor, pues siempre le había traído dolor y decepción. Por es...