𝒜 𝒽𝒶𝓅𝓅𝓎 𝓁𝒾𝒻𝑒? 𝒩𝑜𝒷𝑜𝒹𝓎 𝒽𝒶𝓈 𝒾𝓉.

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Al llegar al último piso del edificio, Gu-won abre la puerta de su departamento, dejando entrar a Yeon-seo, quien tambalea ligeramente bajo los efectos del alcohol. Bobby corre hacia ellos con un ladrido alegre, pero Gu-won le hace una señal para que se calme.

—Bobby, hoy necesitamos un poco de silencio, ¿de acuerdo? —dice Gu-won, mirando al perro con ternura.

Bobby parece entender y se limita a mover la cola mientras observa a Yeon-seo, quien murmura palabras incoherentes con una sonrisa en su rostro. Gu-won guía a Yeon-seo hacia el baño, preparándola para la noche.

—Vamos a prepararte para dormir, amor. —dice Gu-won, ayudándola a mantener el equilibrio.

En el baño, Yeon-seo sigue hablando sin sentido mientras Gu-won llena la bañera con agua tibia. Él no puede evitar sonreír ante las ocurrencias de su esposa.

—Eres tan graciosa, Yeon-seo. —comenta Gu-won, mientras la ayuda a quitarse la ropa y entrar en la bañera.

Yeon-seo lleva un vestido ligero de verano, que Gu-won retira con cuidado, revelando un conjunto de ropa interior de encaje blanco. Mientras la baña, ella sigue hablando, y él asiente con una sonrisa, aunque a veces Yeon-seo se traba al hablar.

Después del baño, Yeon-seo se dirige al cuarto para cambiarse, mientras Gu-won prepara un té de hierbas que ayudará a aliviar la resaca al día siguiente. Al entrar al cuarto, ve a Yeon-seo intentando ponerse la pijama; una camiseta holgada y unos shorts de algodón suave. Ella se mueve torpemente y termina cayendo al suelo.

—¡Oh, Yeon-seo! —exclama Gu-won, dejando la taza en la mesa de noche y acercándose a ayudarla.

Yeon-seo ríe mientras Gu-won la levanta y le ayuda a ponerse los shorts.

—Gracias, mi amor. —dice ella, aún sonriendo.

Finalmente vestida, Yeon-seo se lanza a la cama y abraza a Gu-won con fuerza.

—Eres el mejor esposo del mundo. —susurra, agradecida.

Gu-won la mira con cariño, pero Yeon-seo ya se ha quedado dormida en sus brazos. Él sonríe y le susurra de vuelta:

—Y tú eres la mejor esposa que podría haber deseado.

Gu-won se queda un momento más, observando a Yeon-seo dormir pacíficamente, antes de apagar la luz y unirse a ella en el sueño.

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La brisa fresca rozaba su cara, y el sonido de los pájaros llenaba el aire mientras ella tocaba las flores suaves desde su ventana. La luz del sol entraba, iluminando la habitación con una claridad que parecía necesaria. Al caminar, sentía la hierba bajo sus pies, fresca y ligeramente húmeda.

𝓛𝓪 𝓗𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓓𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 | 마이 데몬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora