Bastaron unas cuantas lágrimas para que creyeran en mi.
Simplementes.
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Cartas al silencio
Teen Fictiony nadie supo jamás, que mientras ellos aplaudían, mi único deseo era que mañana yo ya no existiera.
#83!
Bastaron unas cuantas lágrimas para que creyeran en mi.
Simplementes.