-¡Claudio!- grité mientras agitaba un brazo para llamar su atención y corría a abrazarlo. No podía dejar de disculparme por lo del vidrio; sinceramente había sido una pelea hueona, pero, para variar, con consecuencias irreparables
-Tranquila, ya encontraré con qué mantenerme, es decir, también soy humano, puedo trabajar en cualquier cosa
Sabía que sí, pero... por la cresta, aún así no era justo, a veces soy tan ahueonada. En fin, luego del abrazo, el brujo sacó de su chaqueta un pequeño cuaderno que nos mandó a su casa en un segundo. Era casi de mañana, muy a mi sorpresa, pero el cansancio era suficiente como para ignorar la luz del sol por unas horas y dormir.
Desperté a las cinco de la tarde con el dolor más grande todos en el costado del cuerpo que había caído sobre el cadáver en el bosque del suicidio. El recuerdo me hizo estremecer tanto que me obligó a correr al baño y bañarme, aunque fuera con agua fría. Cuando salí, ya más tranquila, Claudio estaba en la cocina, preparando comida. Cuando me vio, me puse roja y me fui corriendo a la pieza sin poder evitar oír la risita del brujo.
-Sabes, ya vi todo lo que podía de ti, no entiendo tu timidez- gritó el muy conchesumadre mientras me vestía
Acto seguido, salí enseñándole dos hoyudos y la cabeza bien levantada mientras él se retorcía de la risa y me invitaba a la mesa.
Puede que fuera cargante, pero un par de dudas no dejaban de comerme la cabeza, por lo que la comida pasó a ser menos rica debido al amargor de la verdad y la pena.
-Oye- comencé, comiendo un trozo de brócoli- ¿Cómo me encontraste?
-Supuse que irías- respondió mi amigo, dejando un poco su sonrisa de lado y sobando su nuca. Algo no me estaba diciendo
-Hmm, ¿y por qué? Ni yo sabía que iría
Estaba más que convencida de que había estado viendo mi futuro en vez de siquiera intentar ver el pasado de María y, en efecto, estaba en lo cierto.
-Bueno, bueno, sabía que irías, ¿ok?, pero no sabía cuándo
-Pff, puta, el Adivino bueno ah- contesté con ganas de hacerlo enojar, pero sin conseguirlo. Parecía preocupado- ¿Qué pasa?
-Es que... Esta no es la única vez en que irás, por eso me confundí
Eso sí era demasiada mala cuea. El fantasmita me había asegurado que había sido esa, una situación de suerte extrema, ¿cómo iba a sobrevivir a otra visita a ese bosque?.
-Entonces... ¿la encontraste?
Levanté la vista de mi plato sin entender- ¿A quién?
-A la amiga de María
-... Espera, entonces ese es...
-... ¿¡No fuiste por ella!?
-Pero hueón, ¿¡cómo iba a ir si ni sabía dónde estaba!?
-Se puede llegar preguntando, es una atracción turística
-¿¡Esa huea es una atracción!?... Mira, está a horas de distancia- contesté, sin poder creer todo eso. Se los juro, el destino es un maldito que le gusta jugar con nosotros- A ver, a ver- continué, frotándome la frente para pensar con claridad- ¿Qué viste en mi futuro?
El brujo guardó silencio y bajó la vista.
-¿Ahora qué?- respondí más brusco de lo que quería
-Es que... No se si debería contarte, podría cambiar tu futuro
-Claudio, no empieces- dije, ya bien molesta
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Detrás de esa Puerta
FantasyEn 2015, mientras miraba historias de otros autores fracasados como yo, encontré un cuento mal redactado de una niña de 16 años que decía haber desaparecido un año entero durante el cual sufrió las experiencias más increíbles, sobrecogedoras y trau...