Mi tristeza no tiene voz,
nunca se la he dado.
Tampoco a mí.No me gusta el tono que tiene,
lo que dice y cómo suena duele demasiado.
También el hueco en mis entrañas,
el que me hace sentir una extraña
en mi piel y en mis hazañas.
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Pequeñas catástrofes con final (in)feliz ©
PoetryA veces queremos ser escuchados; enfadados y frustrados porque no hay oídos para nosotros. A veces queremos guardar silencio; encerramos en un cajón lo que nos duele por si algún día lo olvidamos. Y, cuándo por fin llega alguien que nos pide hablar...
La voz de la tristeza.
Mi tristeza no tiene voz,
nunca se la he dado.
Tampoco a mí.No me gusta el tono que tiene,
lo que dice y cómo suena duele demasiado.
También el hueco en mis entrañas,
el que me hace sentir una extraña
en mi piel y en mis hazañas.