El amor para mí era poesía,
lágrimas en una película donde ambos se poseían.Me obsesioné con encontrarlo,
con experimentarlo,
y cuando vi la verdadera cara de Roma,
en ruinas y con fantasmas,
ya era tarde y estaba llena de hematomas.El amor se convirtió en un lastre,
y yo que vivía para él
no supe hacer otra cosa que ver llover
mientras moría.Después vino él
para (recor)darme las herramientas, que siempre fueron mías,
y ayudarme a reconstruir Roma en más de un par de días.
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Pequeñas catástrofes con final (in)feliz ©
PoetryA veces queremos ser escuchados; enfadados y frustrados porque no hay oídos para nosotros. A veces queremos guardar silencio; encerramos en un cajón lo que nos duele por si algún día lo olvidamos. Y, cuándo por fin llega alguien que nos pide hablar...