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- ¡Mi vida está arruinada! - Se quejaba un omega peli negro a través del móvil, hablando con su mejor amigo.

- Estas exagerando, Raúl, el no puede hacerte la vida imposible por un choque que a todos nos pasa, entenderá la situación y tendrá una actitud profesional contigo, como con todos - Dijo Rubén, intentando calmar a su amigo.

Y talvez tenía razón, después de todo, aquel alfa castaño debería actuar bien con Raúl, el estaba allí por una pasantía y para aprender, no podía guardar rencores.

Raúl se calmó, le agradeció a su amigo y colgó el teléfono. Después de haber conocido al vice presidente, o bueno, verlo por segunda vez, hubo una charla incómoda entre el omega y el alfa donde el alfa le explicaba las políticas de la empresa y cómo funcionaban, y el omega anotaba, notablemente nervioso. Cuando aquello terminó, Raúl conoció a su supervisor, Mangel.

Miguel Ángel era una persona dedicada y apasionada con su trabajo, era quien trabajaba como jefe en la zona de diseño industrial. Era de pelo negro oscuro, con alguna que otra cana, y unos lentes rectangulares que le resaltaban sus ojos marrones. Raúl no supo reconocer al instante si Miguel Ángel era un alfa o un beta, era como Rubén, olía raro.

Miguel Ángel resultó ser muy dulce con Raúl, hasta comenzó a llamarlo "Auron" cuando este último le dijo que así lo llamaban sus amigos. Le enseño la empresa y cada módulo de esta, y luego, le dio dinero para que comiera en un restaurante muy cerca de la empresa, que era bellísimo.

Raúl agradecía eso, y comenzaba a verle el lado bueno a su estadía en aquella empresa. Tan pronto como terminó de comer, volvió al edificio de la empresa.

Saludó a Nieves con una sonrisa, y esta le devolvió el saludo sonriéndole, pero antes de que Raúl siguiera caminando, Nieves lo llamó.

- El señor Borja quiere que subas a su oficina, Raúl - Le dijo la beta en un tono amable, sin quitar esa hermosa sonrisa de su cara.
Raúl sonrió un poco extrañado, pero entendía qué tal vez, el vice presidente querría disculparse.

El omega subió por el ascensor de cristal nuevamente, viendo sus alrededores mientras pensaba en porque fue llamado nuevamente por el alfa con el que había tenido un encuentro desafortunado, y un reencuentro aún más.

Una vez Raúl llegó a la oficina, tocó la puerta tres veces, y antes de que tocara una cuarta, la voz del alfa le permitió pasar. Raúl pasó un poco frustrado, pues era obvio que el alfa había escuchado desde el primer toque y no había dicho nada.

- Todos los dias, todas las mañanas, los siete meses que vayas a quedarte aquí, quiero un café en mi oficina a las 9:00am en punto. - Fue lo que dijo el alfa apenas el omega entró, el omega iba a hablar, pero fue interrumpido. - Quiero un café americano de tamaño grande con tres shots de vainilla, y no te olvides del hielo. - Raúl juraba que iba a explotar.

- Todas las -

- Todas las mañanas, Raúl. -

Rubén pasaba su pasantía en un lugar de trabajo llamado "Arquidiseño" no era tan grande como el edificio de una empresa, era del tamaño de una casa de dos pisos, o algo parecido.

El omega sabía que quería hacer diseño de interiores, por eso es que había decidido ir a aquel lugar, que solo se basaba en diseño de interiores, solo y nada más que eso.

Apenas llegó, fue bien recibido por todas las personas del lugar, le enseñaron todas las zonas del lugar, Rubén no tenía idea de que habían tantas etapas para el diseño de interiores, y el podía elegir entre todas esas.

La primera zona a la que fue llevado consistía en lo grafico, en los dibujos que se hacían de la casa que se quería diseñar y los muebles que está iba a tener.

Esta zona estaba normalmente acompañada de algún que otro arquitecto, para asegurarse de que todas las cosas de la casa en si estén bien.
Ahí fue cuando Rubén conoció al chico más lindo y perfecto que sus ojos pudieron encontrar.

Frente a los ordenadores de la zona, donde se hacía el gráfico de la casa y se planeaba que poner allí, había un trabajador de diseño gráfico, y a su lado, un arquitecto que verificaba cada detalle de la casa.

Ese arquitecto era el que se había robado el corazón de Rubén sin siquiera hablarle o mirarlo. Era un alfa, se notaba, su olor se notaba mucho en aquel cuarto, era fuerte.
Tenía ojos de color amatistas, y un cabello negro liso que le daba ese toque de perfección a su cabello, que hasta parecía simétrico.

Según lo que le habían explicado a Rubén, los arquitectos sólo estaban cuando el proyecto comenzaba, para asegurarse de cosas básicas, luego se irían, por lo cual ese lindo arquitecto probablemente no estaría allí para el día de mañana, cosa que a Rubén le hizo sentir peor.

En el transcurso del día, Rubén no le quito los ojos de encima a aquel alfa, la gente que trabajaba a su lado lo llamaba "Señor De Luque", asi que asumió que el apellido de aquel alfa era De Luque, por lo cual repitió ese apellido en sus labios muchísimas veces, le gustaba como sonaba.

A la hora del almuerzo, Ruben comió un poco separado de los trabajadores del lugar, todos comían en mesas en el patio y Ruben comía en una mesa un poco más separada y lejos del patio.
Mientras comía, repetía aquel apellido que tan curioso se le hacía, nunca había escuchado uno como ese.

- ¿Puedo ayudarte en algo? - Escuchó el omega sus espaldas, por lo cual se volteó repentinamente, confundido.
- Estas repitiendo mi apellido, y me gustaría saber porque. - Le comentó el alfa sonriéndole, sonrisa que casi acaba con Rubén.

- Lo siento, no me di cuenta. - Dijo apenado el omega, evitando el contacto visual.

- ¿Porque lo hacías?

- Creí que era lindo.

¿Acaso Rubén se escuchaba a sí mismo? ¿Le acababa de decir a un completo extraño que pensaba que su apellido era lindo? ¿A un alfa?

Apenado, Rubén se levantó de su mesa y comenzó a guardar su comida lo más rápido posible, pero escuchó una risa detrás suyo. Que lo hizo voltear indignado.

- Oh, lo lamento, creí que lo decías en broma, ¿de verdad te parece lindo? - Le preguntó el alfa en un tono tierno y tranquilo, que de verdad ayudó al omega a calmarse y a sonreír con el.

- Es curioso, nunca había escuchado un apellido así.

- ¿El tuyo cual es? A lo mejor me parece igual de curioso.

- Doblas, soy Rubén Doblas.

- Eres lindo, Rubén Doblas.

Bossy Boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora