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Raúl llegó corriendo desesperadamente a la cafetería local cerca de la empresa donde estaba teniendo la pasantía, la que conocía ya bastante bien por haber tenido que ir allí a buscar el café de su jefe, y también por haber ido unas cuantas veces con Rubén.

El omega abrió la puerta de la cafetería con rapidez, haciendo que la campana encima de la puerta diera un fuerte y repetitivo sonido, llamando la atención de unos cuantos clientes que estaban allí. Raúl le restó importancia a las miradas y se dirigió desesperado al mostrador, bufó al ver que había fila, y tenía que esperar nuevamente.

Raúl ya podía imaginarse el regalo de Borja, recordándole su lugar y diciéndole lo mucho que le molestaban las tardanzas.

A lo lejos, Raúl pudo destacar como el beta con el cual había estado socializando los últimos días, y que le había regalado su número, lo miraba preocupadamente, Raúl le sonrió sin ganas, pues no dejaba de pensar en Borja y su enfado. Una vez el omega llegó frente al mostrador, el beta le sonrió.

- ¿Que haces aquí de nuevo? - Le preguntó el beta en un tono preocupado y confundido, mientras discretamente, le acariciaba la mano al omega, quien respiraba con dificultad.

- ¿Crees que puedas hacerme el café de vuelta?

El beta asintió con una sonrisa, pues había visto como la camisa blanca que el omega llevaba limpia hace algunos minutos, ahora se encontraba manchada de café. Sin dejar de sonreírle al omega, el beta volvió a anotar el nombre "Borja" en el vaso y a preparar la orden que ya conocía.
Raúl le extendió al beta el dinero, que esta vez no era de Borja, el omega había tenido que usar su propio dinero, ya que el de Borja había sido gastado en el café que ahora estaba en su camisa.

Normalmente, el beta le tuvo que haber dado el vaso a uno de sus compañeros para que este preparara la orden, sin embargo, el beta había decidido de encargarse por su cuenta de la orden, pues había visto lo apurado del omega, y no pudo evitar preocuparse. Gracias a la rapidez del beta, la orden estuvo lista en menos de dos minutos, el beta llamó el nombre de Raúl y este se acercó, agradeciéndole al beta y dedicándole una hermosa sonrisa.

- ¿Aún tienes el papel? - Salió de los labios del beta, refiriéndose a aquel papel que él le había dado al omega con su número anotado.

- Fue lo único que salvé.

Raúl se encontraba ya frente a la puerta de la oficina de Borja, la última vez que había mirado la hora, eran las 9:08am, el omega asumíó que no era tanto tiempo de tardanza.

El omega, como siempre, tocó la puerta de la oficina de Borja más de tres veces, y luego de un rato escuchó la aprobación del alfa para pasar.
Raúl abrió la puerta con cuidado y nervios, y para su sorpresa, la primera voz que escuchó cuando abrió la puerta no fue la del vicepresidente de la empresa.

- Escuchaste desde el primer toque, Luzu. - Salió de los labios de un alfa que se encontraba sentado detrás del escritorio de Borja, poniendo sus piernas cruzadas encima del lujoso escritorio.
Borja estaba sentado al lado de aquel alfa, quien parecía regañarlo con la mirada.

El omega solo sonrió y dejó el café sobre el escritorio de Borja, intentando disimular sus nervios que probablemente, ya se olían por toda la oficina.

- Tardaste. - Habló esta vez Borja, quien parecía enojado y frustrado.

- Lo siento, choque con alguien y lo derrame.

- Ya lo veo.

Raúl se quedó en silencio, sintiéndose apenado, quería irse de la oficina y dejar el ambiente incómodo y nervioso atrás, pero hace una semana, Borja le había dicho al omega que sólo podía retirarse de la oficina con el permiso del alfa.

- ¿El es el chaval de la pasantía? - Preguntó el alfa desconocido a Borja, y Borja solo asintió mientras miraba de arriba a abajo a Raúl.
- Disculpa, ¿conoces a un Rubén Doblas? - preguntó nuevamente el alfa, interesado en el omega frente a el.

- Si, es mi mejor amigo. - Habló Raúl, sintiéndose incomodado por la atenta mirada de Borja sobre el. - ¿Porque?

- Soy Samuel, abras oído de mi por su parte, espero.

- ¿Samuel De Luque?

- El mismo.

Raúl quedó en silencio mientras analizaba a Samuel de arriba a abajo, no podía mentir, era muy guapo, el omega pensó que Rubén estaba exagerando cuando este le relató los lindos ojos morados que el alfa tenía, pero ahora que Raúl tenía a aquel alfa frente a él, podía confirmar lo lindos que eran.

- Hay un papel con un número anotado saliendo de tu bolsillo. - Habló Borja, tomando completamente desprevenido al omega.

- El chico de la cafetería me lo dio.

- No te mando a buscarme un café todos los días para que vuelvas enamorado y oliendo horriblemente mal a mi oficina, que asco.

Raúl se sorprendió, otra vez el omega no se había dado cuenta de las feromonas que había dejado salir, y probablemente, por lo feliz y enamorado que había vuelto de la cafetería, su olor se había expandido por la oficina, y parecía un olor muy intenso y muy dulce para el gusto de Borja, quien arrugaba la nariz con asco.

- Luzu, déjale, es normal. - Habló Samuel, quitando sus pies de encima del escritorio y regañando por segunda vez a Borja.

Borja soltó un gruñido por lo bajo, sin dejar de arrugar la nariz con asco.
O eso quería pretender, pues a Borja le fascinaba aquel fuerte olor.

- Vete, Raúl. - Dijo Borja casi amenazante, mirando con asco y desaprobación al omega.

El omega asintió con pena, por dentro, tenía una rabia enorme hacia Borja, pero no podía mostrarla, tenía que ocultarla y marcharse.
Raúl dio media vuelta y abrió la puerta nuevamente para retirarse, y esta vez, una voz distinta lo detuvo.

- Espera, Raúl. - Habló Samuel apresurado, llamando la atención del omega.

Raúl no sabía si salir de allí, por órdenes de Borja, o esperar y escuchar a Samuel, así que solo se quedó quieto en su lugar, esperando algo.

- Afuera, Raúl. - Habló Borja, enojándose cada vez más.

- Quédate. - Habló Samuel, casi soltando un gruñido hacia el alfa a su lado, quien parecía desesperado porque Raúl se marchara.

- Márchate, Raúl. - Habló Borja para luego dar un fuerte golpe sobre su escritorio, que fue suficiente para Raúl para marcharse de ahí rápidamente, con la cabeza hacia abajo y los nervios hasta arriba.

- ¿Porque mierda no me has dejado hablarle? - Preguntó Samuel, enfrentando a Borja con frustración.

- Olía muy bien.

- Joder, Luzu.

Bossy Boy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora